Creo en la vida eterna
Walter Kasper
Prólogo
La escatología -la doctrina de las realidades últimas: muerte y vida eterna, cielo, infierno, purgatorio, resurrección de los muertos- les parece actualmente a muchas personas algo que está muy lejos de sus vidas. Lo que moviliza hoy a mucha gente y motiva muchos debates públicos no es la muerte y lo que la sigue, sino el morir y aquello que lo precede: el envejecimiento, el morir y el acompañamiento de ese morir.
Estos debates de tanta relevancia existencial y social nos confrontan de un modo nuevo con la cuestión del morir y de la muerte. Cuestión que nos concierne a todos y que cada cual ha de plantearse en algún momento. Es esta una problemática, sin embargo, que no hace referencia tan solo a la última fase de la existencia humana, sino que suscita la pregunta por la vida y el sentido de la vida antes de la muerte. Las realidades últimas proyectan luces o sombras sobre las realidades penúltimas de la vida.
Con este punto de partida, los tres capítulos de este libro presentan desde diversas perspectivas la actualidad de la escatología cristiana, que lamentablemente está hoy un tanto postergada en la predicación.
Se pretende primero hacer patente, de un modo más meditativo y existencial, la primigenia pregunta por la muerte, a la que nadie escapa y que afecta a cada ser humano y a la humanidad como tal, abriendo así una perspectiva de conjunto. Se aborda la cuestión de cómo podemos hablar de la vida eterna en cuanto seres humanos, sin hacer el intento, condenado al fracaso, de confeccionar un reportaje anticipatorio de algo que en este mundo ningún ojo humano ha visto ni ningún oído humano ha escuchado.
La perspectiva bíblica pone de manifiesto que el mensaje de Jesús sobre el reinado de Dios, redescubierto de nuevo a comienzos del siglo pasado, no excluye, sino que incluye la pregunta por la muerte individual y el acceso individual al reino de Dios. Ese mensaje nos proporciona -ya en esta vida- esperanza, fuerza, ánimo, alegría, consuelo, y de este modo motiva nuestra actuación hoy. Según la convicción cristiana, la vida eterna, en la que esperamos ingresar definitivamente a la hora de la muerte, comienza y se decide ya en esta existencia terrena. La muerte es así señal de la vida anterior y posterior a ella.
El mensaje cristiano sobre la vida eterna que irrumpe en la muerte ha de ser confrontado con la doctrina del renacimiento a una nueva vida terrena. Por esta razón, en el segundo capítulo se profundiza en el tema «¿esperanza en la resurrección o doctrina de la reencarnación?».
Y, por último, en el tercer capítulo se aborda la temática de la relación entre escatología y eucaristía y, con ello, la dimensión escatológica de la Iglesia y también del mundo.
f Cardenal Walter Kasper Prof. Dr. George Augustin
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