El Adulterio… El pecado más abominable
Felipe Santos Campaña SDB
El adulterio es una conducta manifestada por un acto desleal donde se demuestra un total desamor por el cónyuge y/o una atracción física descontrolada que conlleva a una relación sexual ilícita entre un hombre y una mujer en la cual uno de ellos es casado y la otra persona no es su cónyuge. Conducta que no es aceptable para la vida en sociedad. El cristianismo en general, considera el adulterio como el más abominable de los pecados y es una conducta condenada por Dios, tal como se manifiesta en las escrituras:
José no quiso cometer este gran mal, y pecar contra Dios, Gén. 39,9 (7-12). No cometerás adulterio, Éx. 20,14. Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón, Mateo 5,28. Ni los fornicarios ni los adúlteros heredarán el reino de Dios 1 Cor. 6,910. A los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios, Heb. 13,4. El adulterio es el más abominable de todos los pecados, salvo el de derramar sangre inocente o el de negar al Espíritu Santo, Alma 39,3-5. El que cometa adulterio y no se arrepienta, será expulsado, DyC 42,23-26. Si alguien comete adulterio en su corazón, no tendrá el Espíritu, DyC 63,14-16 Desde tiempos inmemorables, el adulterio ha sido penado en las diferentes culturas existentes tanto en el oriente como en el occidente, hoy en día, por ejemplo, España despenalizó el adulterio desde 1978, en el Perú el adulterio no es penado, sin embargo todavía hay países donde el adulterio se castiga como en los tiempos más primitivos, es el caso de Pakistán, donde al adúltero(a) se le castiga lapidándolo o apedreamiento público. Inicialmente el castigo estaba dirigido a la mujer adúltera, siendo las leyes más benevolentes con el hombre, siempre se pensó que la gravedad del adulterio femenino era mayor. Sin embargo hoy el adulterio, femenino o masculino, ante las leyes del Señor, son igualmente reprochables, porque constituye un elemento que deteriora el matrimonio y por ende a la familia, el hombre y la mujer deben ser un ejemplo para los hijos en este aspecto, la fidelidad en el matrimonio constituye una invalorable contribución a la felicidad familiar. Una familia feliz, es una bendición del Señor.
En estas colecciones de libros he encontrado el verdadero “Tesoro” de la pureza de la doctrina católica que nos enseñan el camino de la “Santidad” ¡Dios os bendiga por esta gran obra!