San Bernardo Abad (Ilustrado)
Rafael-María López-Melús, carmelita
Familia de Santos
—“¿A dónde lleváis a este pobre desgraciado?”.
— A la plaza de la Villa para ser ajusticiado.
Y Bernardo echándole su capa blanca del Cister les dijo a los soldados:
—“Vosotros lo lleváis para darle muerte y después de un poco de sufrir dejará de padecer para toda la vida. En cambio si me lo llevo yo a mi monasterio tendrá que sufrir durante todos los años de su vida”.
Y le dejaron a aquel pobre reo a quien convirtió Bernardo en un santo monje.
En otra ocasión, era todavía un joven bellísimo y fuerte, frixaba en los veinte años, cuando le apareció una mujer con gestos provocativos.
—“¿No te gusto? ¿Sabes que puedo hacerte feliz para toda tu vida?”.
—“No, tú eres sólo apariencia, yo estoy buscando algo más duradero y veraz. Tus lisonjas son vánales y después dejan una huella de pena en el alma y en el cuerpo. Yo voy buscando a la verdadera alegría y la verdadera dicha que no está en tí”.
Bernardo —protagonista principal de esta historia— había aprendido tanta virtud en aquel hogar cristiano, donde se vivía la fe y doctrina de Jesucristo. Estaba formado por Tescelín el Moreno y la dulce y encantadora Alicia.
A estos buenos esposos el Señor y la Virgen María los bendijo con siete hijos, todos los cuales tuvieron la dicha de vivir muy unidos y ejemplarmente la fe siendo después beatificados por la Iglesia y propuestos como modelos de virtudes cada uno según la vocación a la que el Señor les llamó.
Fue toda ella una FAMILIA DE SANTOS
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