La Santa Escala
San Juan Clímaco
Introducción.
A partir del siglo VI, el célebre monasterio de Santa Catalina, fundado por Justiniano en el Monte Sinaí, se convierte en el más importante centro de difusión — e irradiación — del hesicasmo. La mística de la luz, que Orígenes y San Gregorio Niseno habían unido a la imagen bíblica de Moisés, hizo escuela sobre el sitio mismo donde Dios entregó la Ley a su pueblo. Y hasta el siglo XIV, la luz del siglo por venir,” aparecida con anticipación en el Sinaí y manifestada plenamente en el Thabor, será el objetivo buscado — en su propio interior — por los hesicastas del Oriente cristiano.
Uno de los hombres más notables entre los grandes doctores sinaítas fue indudablemente Juan, higúmeno del monasterio de Santa Catalina entre los años 580 y 650, de cuya vida, a pesar de haber sido uno de los ascetas orientales de mayor renombre, no se tienen mayores datos, a no ser un corto escrito del monje Daniel, de Raitu — que hemos incluido en esta versión de “La Santa Escala” —, algunos fragmentos de los “Relatos” del monje Anastasio y algunos indicios que el mismo Juan desliza en su obra. En cuanto a sus primeros años la carencia de noticias es total; sólo podemos deducir que recibió una sólida formación intelectual.
A los dieciséis años ingresa, según la Liturgia Griega, en el·Monasterio de Santa Catalina y se somete a la dirección de un cierto abad Martyrius, quien le conferirá la tonsura monástica a la edad de veinte años.
Tras la muerte de su padre espiritual, Juan, que en aquel entonces tendría alrededor de treinta y cinco años, decide entregarse a la vida solitaria en un sitio llamado Thola (Wadi El Tlah), donde se establece en una gruta, algo alejada del grupo de anacoretas que vivía en los alrededores. Pasado un tiempo se le acercaría su primer discípulo, un monje llamado Moisés; y más tarde, atraídos por la aureola que había comenzado a desarrollarse a su alrededor, acuden los monjes en gran cantidad procurando su consejo. Con el tiempo Juan se transformaría en un eminente padre espiritual.
Finalmente, y tras algunos incidentes que pueden leerse más adelante (en “Breve relato de la vida del bienaventurado padre San Juan Clímaco”), es elegido higúmeno del Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí. Se supone que durante esta época fue redactada — a pedido del higúmeno Juan, de Raitu — su Scala Paradisi, como la llamaron los latinos, a la que debe su nombre de Clímaco (en griego Klimax: escalera).
Llegado a una edad muy avanzada, él abdica en favor de su hermano carnal Jorge — que lo sobreviviría muy poco tiempo — y retorna a la vida solitaria hasta su muerte, que se señala como ocurrida entre los años 650 y 680.
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