Allí estabas tú
Jesús Martínez García
INTRODUCCION
1. Todo será diferente
Aquella mañana era domingo. Era el primer domingo de la historia, el que iba a marcar todas las semanas posteriores.
Ha amanecido hace un rato. Como todas las mañanas de los domingos de todas las ciudades, la ciudad de Jerusalén duerme esa mañana.
No se ve a nadie circular por las calles, todo está en calma.
Parece que todos duermen, pero esa mañana todo el mundo está en pie. Hay mucha tensión contenida. Detrás de las ventanas cerradas de las casas, los corazones de la muchedumbre que abarrota Jerusalén laten con fuerza. También los fariseos están inquietos, aunque tienen guardias por toda la ciudad por si acaso.
Y es que los ojos del más de un millón de personas venidas para las fiestas están pendientes de un sepulcro, el de Jesús de Nazaret, ajusticiado el viernes pasado, porque había dicho que resucitaría al tercer día.
Nadie duerme allí, ¡como para dormirse esa noche! Todo el mundo está a la espera de las noticias. Pero nadie se mueve, como quien espera el inminente estallido del volcán cercano, o la señal para comenzar la revolución popular todo un pueblo que ha sido oprimido durante decenios.
Pero nadie hace un gesto que pueda delatarle. Todo el mundo está a la espera. Las calles siguen en calma aunque el sol ha comenzado a elevarse.
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