San Josemaría Escrivá de Balaguer
Prólogo
Con mucha alegría escribo unas líneas para la edición especial de la homilía Amar al mundo apasionadamente, preparada con ocasión del 40.º aniversario del día en que fue pronunciada por San Josemaría Escrivá de Balaguer, el 8 de octubre de 1967.
Ya en ocasiones anteriores, el Fundador del Opus Dei había celebrado reuniones con grupos muy numerosos de personas en la misma Universidad de Navarra; concretamente en 1960, cuando fue erigida, con la participación de la Conferencia episcopal española y otras autoridades eclesiásticas —el Nuncio de Su Santidad Juan XXIII— y civiles, y en 1964, con motivo de la constitución de la Asociación de Amigos y de su I Asamblea General. En 1967 estaba planeada la celebración de la II Asamblea, a la que asistirían millares de personas procedentes de varias naciones europeas.
San Josemaría pensó que era un momento oportuno para exponer profundamente la enseñanza sobre la actuación de los fieles laicos en la Iglesia y en la sociedad civil. Se esperaba la participación de un público variadísimo, se preveía una amplia cobertura informativa, y aquellas palabras podrían tener gran repercusión en la opinión pública.
El Fundador del Opus Dei preparó esa homilía con mucho interés. La repasó repetidamente, afinando las ideas y puliendo el estilo. Durante el verano, quiso que se leyera previamente ante un reducido grupo de personas. Seguía la lectura con gran atención, como si se tratara de un texto ajeno, deseoso de llegar al corazón y a la mente de los que iban a escucharle en Pamplona. Ese texto, plenamente embebido de las enseñanzas del Concilio Vaticano II y del espíritu del Opus Dei, fue considerado por muchos comentaristas como la carta magna de los laicos.
Mucho se ha escrito en estos cuarenta años acerca de los fieles laicos, de su papel en la sociedad civil y en la sociedad eclesial. Esta homilía de San Josemaría no sólo conserva su frescura y fuerza originales, sino que se muestra más actual que nunca. El Fundador del Opus Dei no se limita a enunciar unas afirmaciones más o menos compartibles, sino que presenta el fruto de una elaboración teológico-espiritual fundada en el Magisterio de la Iglesia y en una experiencia de decenios. No en vano llevaba difundiendo y poniendo en práctica esa doctrina desde el 2 de octubre de 1928, fecha fundacional del Opus Dei.
Quizá ahora el ambiente civil y eclesial esté más preparado que en 1967, para acoger el contenido de esta homilía y entender más a fondo sus consecuencias prácticas. Fíjese el lector, por ejemplo, en los párrafos sobre la unidad de vida del cristiano o en las señales de una verdadera mentalidad laical, que aquí se encuentran. También en este escrito, como en otros campos, San Josemaría se ha demostrado un precursor.
Pido a Dios Nuestro Señor, por intercesión de la Santísima Virgen, que el conocimiento de este texto lleve a muchos cristianos a plantearse seriamente su llamada a la santidad en las circunstancias ordinarias de la vida, acogiendo las enseñanzas de San Josemaría.
+ Javier Echevarría
Prelado del Opus Dei
Roma, 8 de octubre de 2007