Caminando tras Jesús
Edward Herskowitz
INTRODUCCIÓN
En este año de 2018, Dios nos sigue buscando, llamando, y hasta interpelando como lo a hecho desde el principio cuando llamó a Adan y Eva en el jardín: “¿Dónde estás?”, “¿Por qué te escondes?” (Génesis 3, 9). Nos cuestiona porque nos ama, quiere que tengamos una vida plena. Él tiene un plan para cada uno de nosotros y desea que lo sigamos con todo corazón. El Señor Jesús nos toca a la puerta de nuestro corazón: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien escucha mi voz y me abre, entraré a su casa a comer, yo con él y él conmigo” (Apocalipsis 3, 20).
Las Sagradas Escrituras nos hablan muy a menudo sobre nuestra misión, nuestro fin en esta vida. Nos piden que seamos misioneros (Ezequiel 3, 1; Jeremías 1, 5-10; Mateo 28, 18-20; Marcos 16, 15-18). Dios nos habla con toda claridad y sinceridad. “Ustedes no me escogieron a mí. Soy yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que vayan y produzcan fruto, y ese fruto permanezca. Y quiero que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo dé” (Juan 15, 16). En las palabras de san Juan Pablo II, “no tengas miedo abrir tu corazón a Jesús”.
Dios nos ha favorecido a través de los años con mucho amor, bendiciones, y dones innumerables. Ciertamente el Señor ha sido muy bueno conmigo y es propio que comprarte lo maravilloso que es. “…cuéntales lo que el Señor ha hacho contigo y cómo ha tenido compasión de ti” (Marcos 5, 19).
Te doy la bendición que san Pablo le dio a los Efesios (3, 17-21):
“Que Cristo habite en sus corazones por la fe. Que estén enraizados y cimentados en el amor. Que sean capaces de comprender, con todos los creyentes, la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, que conozcan este más allá del conocimiento que es el amor de Cristo. Y, en fin, que queden colmados hasta recibir toda la plenitud de Dios. A Dios, que demuestra su poder en nosotros y puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos, a Él la gloria, en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén”.
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