Catequesis sobre El Matrimonio y La Pureza Cristiana
San Juan Pablo II
Misión de la familia cristiana
1. Desde hace algún tiempo están en curso los preparativos para la próxima Asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en Roma en el otoño del próximo año. El tema del Sínodo: De muneribus familiae christianae (Misión de la familia cristiana), concentra nuestra atención sobre esta comunidad de vida humana y cristiana, que desde el principio es fundamental. Precisamente de esta expresión, «desde el principio», se sirvió el Señor Jesús en el coloquio sobre el matrimonio, referido en el Evangelio de San Mateo y en el de San Marcos. Queremos preguntarnos qué significa esta palabra: «principio». Queremos además aclarar por qué Cristo se remite al «principio» precisamente en esta circunstancia, y, por tanto, nos proponemos un análisis más preciso del correspondiente texto de la Sagrada Escritura.
Las enseñanzas de Jesús.
2. Jesucristo se refirió dos veces al «principio» durante la conversación con los fariseos, que le presentaban la cuestión sobre la indisolubilidad del matrimonio. La conversación se desarrolló del modo siguiente: « Se le acercaron unos fariseos con propósito de tentarle y le preguntaron: «¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier causa?» Él respondió: «¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo varón y hembra?» Y dijo: «Por eso dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre». Ellos le replicaron: «Entonces, ¿cómo es que Moisés ordenó dar libelo de divorcio al repudiar?» Díjoles Él: «Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no fue así»» (Mt. 19, 3 ss; cf. Mc 10, 2 ss). Cristo no acepta la discusión al nivel en que sus interlocutores tratan de introducirla; en cierto sentido, no aprueba la dimensión que ellos han intentado dar al problema. Evita enzarzarse en las controversias jurídico casuísticas; y, en cambio, se remite dos veces al principio. Procediendo así, hace clara referencia a las palabras correspondientes del libro del Génesis, que también sus interlocutores sabían de memoria. De esas palabras abras de la revelación más antigua, Cristo saca la conclusión y se cierra la conversación.
Lo que nos dice el libro del Génesis
3. «Principio» significa, pues, aquello de que habla el libro del Génesis. Por tanto, Cristo cita al Génesis 1,27 en forma resumida: « Al principio, el Creador les hizo varón y hembra» mientras que el pasaje original completo dice así textualmente: « Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó varón y hembra». A continuación, el Maestro se remite al Génesis 2,24: « Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y vendrán a ser los dos una sola carne». Citando estas palabras casi in extenso, por completo, Cristo les da un significado normativo todavía más explícito dado que podría ser hipotético que en el libro del Génesis sonaran como afirmaciones de hecho «dejará… se unirá… vendrán a ser una sola carne»¾. El significado normativo es admisible, en cuanto que Cristo no se limita sólo a la cita misma, sino que añade: « De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre»». Ese «no lo separe» es determinante. A la luz de esta palabra de Cristo, el Génesis 2,24 enuncia el principio de la unidad e indisolubilidad del matrimonio como el contenido mismo de la Palabra de Dios, expresada en la revelación más antigua. La ley eterna, instituida por Dios.
4. Al llegar a este punto, se podría sostener que el problema está concluido, que las palabras de Jesús confirman la ley eterna formulada e instituida por Dios desde el «principio», como la creación del hombre. Incluso podría parecer que el Maestro, al confirmar esta ley primordial del Creador, no hace más que establecer exclusivamente su propio sentido normativo, remitiéndose a la autoridad misma del primer Legislador. Sin embargo, esa expresión significativa: «desde el principio», repetida dos veces, induce claramente a los interlocutores a reflexionar sobre el modo en que Dios ha plasmado al hombre en el misterio de la creación, como «varón y hembra», para entender correctamente el sentido normativo de las palabras del Génesis. Y esto es tan válido para los interlocutores de hoy como lo fue para los de entonces. Por tanto, en el estudio presente, considerando todo esto, debemos meternos precisamente en la actitud de los interlocutores actuales de Cristo de cara a la próxima Asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos.
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