Francisco Fernández-Carvajal
PRÓLOGO
Cada libro tiene su pequeña historia. Este nació de una meditación en unos días de retiro espiritual. Apareció después, ampliado, con el titulo de La tibieza. Era el año 1978. Desde entonces ha llegado a su duodécima edición.
Ahora, después de haberlo actualizado a fondo, aportando la experiencia de no pocos años, aparece con un titulo nuevo: Donde duerme la ilusión. Esta enfermedad del amor adormece los ideales del cristiano. Y se encuentra ahí, cercana, escondida, siempre al acecho de aquella vida de la entrega primera, a la que intenta destruir o, al menos, entorpecer en el seguimiento alegre de Jesús.
La tibieza es, precisamente, el gran enemigo oculto de ese amor, que lo envejece y destruye, aunque, en ocasiones, sobre todo al principio, apenas se note. Se asemeja a esas enfermedades silenciosas que se van extendiendo poco a poco por todo el organismo, y quien la padece apenas se da cuenta de su situación hasta que se encuentra invadido por ella. A la tibieza bien se le pueden aplicar aquellos versos del poeta italiano al describir a un soldado mortalmente herido: andava camminando ed era morto.
He procurado dejar bien patente en estas páginas la alegría incomparable —no hay otra semejante— que supone seguir a Cristo, y la tristeza de un corazón dormido que ha olvidado, o está a punto de hacerlo, cómo se ama. Pero, al fin y al cabo, esta enfermedad del amor puede tener remedio, porque tenemos un buen Médico, Jesucristo mismo, que siempre está dispuesto a darnos la mano.
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