Santa Teresa de Calcuta
Extracto:
Ama para orar. Siente la necesidad de orar con frecuencia durante el día. La oración agranda el corazón hasta que éste es capaz de contener el regalo de Dios de sí mismo. Pide, busca, y el corazón te crecerá lo suficiente para recibirlo y tenerlo como tuyo propio.
Deseamos con todas nuestras fuerzas orar bien y no lo conseguimos; entonces nos desalentamos y renunciamos. Para orar mejor hay que orar más. Dios permite el fracaso pero no le gusta el desaliento. Quiere que seamos más infantiles, más humildes, más agradecidos en la oración; que recordemos que todos pertenecemos al cuerpo místico de Cristo, que está siempre en oración.
Es necesario que nos ayudemos los unos a los otros con nuestras oraciones. Liberemos nuestra mente; no recitemos oraciones largas, sino cortas y llenas de amor. Oremos por aquellos que no oran. Tengamos presente que si queremos ser capaces de amar debemos orar.
La oración que procede de la mente y el corazón se llama oración mental. Nunca olvidemos que vamos rumbo a la perfección y que debemos aspirar a ella incesantemente. Para alcanzar ese objetivo, es necesario practicar cada día la oración mental. Dado que la oración es el aliento de vida para nuestra alma, la santidad es imposible sin ella.
Sólo mediante la oración mental y la lectura espiritual podemos cultivar el don de la oración. La simplicidad favorece enormemente la oración mental, es decir, olvidarse de sí misma trascendiendo el cuerpo y los sentidos y haciendo frecuentes aspiraciones que alimenten nuestra oración. San Juan Vianney dice: “Para practicar la oración mental cierra los ojos, cierra la boca y abre el corazón”. En la oración vocal hablamos a Dios; en la mental Él nos habla a nosotros; se derrama sobre nosotros.