José L. Caravias sj
Presentación
Cerca del pensamiento de un hermano es fácil encontrarse unidos en Aquel que es el argumento de ese pensamiento: Cristo. Hace mucho tiempo caminamos juntos, llevando a las comunidades, especialmente campesinas, la palabra de Dios, fundamento de su consistencia solidaria. En esa palabra de Dios hay un problema humano que se presenta apenas se comienza a sentir su energía viva, su fuerza comunicadora y su constante incitación maravillosa a la libertad.
El problema del hombre que escucha y vive la palabra de Dios es llegar a comprender qué es lo que la Palabra pensaba de Dios, es decir, cómo se realizaba la constante y cada vez más honda comunión de la Palabra encarnada con el Padre, que determinó su encarnación y con el Espíritu, que alentó esa historia. Los hombres, comprometidos en escribir lo que el Espíritu sugiere a sus mentes, mientras su corazón se hace comunitario, nos han escrito mucho del Dios de Jesús.
Hacía falta que alguien uniera todos esos pensamientos sobre un solo lienzo, en el que se marcara la huella de sangre del rostro de Cristo. Mi hermano José Luis Caravias s.j. lo ha conseguido, mientras formaba comunidades, mientras recibía de ellas testimonios vivos de la presencia de Cristo, mientras entregaba sus cruces a la inacabada obra del Señor. Todo lo que vamos a leer y, estoy seguro que también a releer, en “el Dios de Jesús” es lo vivido por muchos, lo escrito por algunos, lo esperado por todos.
Desde mi rincón humano, en el cual respondo por la pastoral de la Arquidiócesis de Cuenca en el Ecuador, apruebo esta obra y bendigo a quien la escribió y a todos los que la inspiraron.
Cuenca del Ecuador, 15 de agosto de 1985
Fr. Luis Alberto Luna Tobar ocd.
Arzobispo de Cuenca