El fin de una época
Gilbert Keith Chesterton
PRESENTACIÓN DE LA OBRA
Este volumen es el primero de una larga serie que, si Dios nos da vida y salud, nos hemos propuesto firmemente publicar, como iniciativa del Club Chesterton de la Universidad CEU San Pablo junto con Ediciones Encuentro. El primer paso suele ser el más difícil, sobre todo si se da en una dirección que se sabe fatigosa o complicada, pero una vez dado, se pone en marcha una de las leyes físicas del movimiento que es la inercia. Por la sola inercia nunca se llega a ningún sitio, cierto, pero si se digna a aparecer en este trayecto, le damos la bienvenida.
En este libro recogemos, en orden cronológico, los primeros 64 artículos que Chesterton escribió para el semanario gráfico Illustrated London News, y que aparecieron entre octubre de 1905 y diciembre de 1906. La colaboración semanal de Chesterton con esta revista sería el más longevo de sus compromisos periodísticos, pues duró hasta su muerte en junio de 1936.
Nuestra intención consiste en publicar la totalidad de estos artículos en un volumen por cada año. No se trata, en sentido estricto, de una obra completa, pues Chesterton escribió para docenas de medios, y no parece que vaya a ser posible la recopilación total de todo lo que publicó. En los años 80, la editorial californiana Ignatius Press acometió la hercúlea tarea de publicar sus obras completas. Con unos treinta gruesos tomos publicados, la labor dista de estar concluida. En dicha colección son diez los volúmenes correspondientes a los artículos publicados en el Illustrated London News; no podemos sino agradecer en todo momento las facilidades que nos ha dado Ignatius Press para utilizar su obra, rigurosa y fiable. Las notas a pie de página son las de su edición, si bien hay algunas añadidas por la traductora, que constan así indicadas.
Por otra parte, la editorial Routledge ha publicado la totalidad de los artículos de Chesterton en el diario Daily News, en una extraordinaria edición de Julia Stapleton, de ocho gruesos volúmenes. Y aun así, con estos dieciocho volúmenes no quedaría recogida en su totalidad la obra periodística de Chesterton, pues escribió, como decimos, para muchos otros diarios.
Gilbert Keith Chesterton forma parte del reducido número de autores de los que merece la pena ver publicado todo aquello que escribió. Siempre será discutible qué es lo que hace que un determinado artista pertenezca a tan exclusivo grupo, pero es una realidad que unos están dentro y otros no. En él entran, por ejemplo, aquellos músicos de los que se editan hasta las tomas desechadas, las primeras grabaciones, o esos escritores cuyas cartas íntimas y familiares son publicadas, estudiadas e investigadas, etc., sin que jamás ellos pensaran que una nota doméstica, casual, pudiera llegar a miles de personas. ¿Qué motiva que unos merezcan estar en este grupo y no otros? Es muy difícil averiguar cuáles son los valores materiales de la obra de cada uno de ellos, pero de lo que no cabe duda es que cuando esto sucede y se publica la obra completa de un autor, de un artista, es porque hay un número suficiente de personas a las que interesa no solo la obra, sino también la vida del autor. Aunque pueda sonar a tópico, hay historias que merecen la pena ser contadas, y en escasas ocasiones, la vida de un escritor, de un músico, de un artista (y de su vida forman parte las creaciones inmaduras, las incompletas, las fragmentarias, las hechas deprisa y corriendo, etc.), cobra interés por sí misma, porque ayuda a entender su creación y su visión del mundo. Chesterton lleva décadas formando parte de ese club de hombres y mujeres cuya trayectoria es necesario conocer, porque ilumina una vastísima obra literaria, periodística y filosófica1. Son vidas que se leen como si de una odisea o una eneida espiritual (así titularía Ronald Knox el relato de su propia conversión) se tratara.
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