Matilde Eugenia Pérez Tamayo
INTRODUCCIÓN
La Navidad remueve fibras muy sensibles en nuestro corazón. Nos trae recuerdos de tiempos vividos, de momentos de gozo y alegría profundos, que dejaron en nuestra alma una huella imborrable. Recuerdos de infancia y juventud; recuerdos de familia, de amigos, de compañeros, de vecinos; recuerdos de fiestas y celebraciones, de regalos dados y recibidos, de deseos cumplidos, de proyectos realizados.
Pero los cristianos no podemos quedarnos a vivir en los recuerdos y de los recuerdos, añorando con nostalgia lo que antes fuimos, lo que tuvimos, lo que hicimos, las alegrías que experimentamos alguna vez. El presente y el futuro nos invitan a caminar, a seguir adelante, a avanzar, a crecer, a construir, a proyectar, a vivir de una manera cada vez más consciente y responsable, esta vida que Dios nos ha dado, y con la que Él mismo se ha comprometido.
En este sentido, la Navidad es para cada uno de nosotros, cada año de nuestra vida, un nuevo presente, una nueva oportunidad, para profundizar con amor, alegría y esperanza, en el Misterio que fundamenta nuestra fe: el Misterio de la Encarnación de Dios, en la persona adorable de Jesús, porque cada Navidad, este maravilloso Misterio se “actualiza”, se hace de nuevo presente y actuante en medio de nosotros, para la humanidad entera, con todo lo que es y significa.
Jesús niño, nacido de María, recostado en el pesebre, es Dios-en-medio-de-nosotros; Dios-con-nosotros, Dios-para-nosotros, Dios-como-nosotros.
Dios infinitamente grande en su pequeñez y su debilidad.
Dios infinitamente amoroso en su gran humildad.
Dios que se agacha y se hace servidor de sus criaturas.
Dios que nos ama con todo su corazón,
Dios que viene a liberarnos del pecado y de la muerte.
Dios que nos salva y nos comunica la vida eterna que Él posee, la Vida que Él mismo es.
¡Cómo no vamos a alegrarnos por ello!… ¡Cómo no vamos a celebrarlo con gozo y entusiasmo desbordantes!…
¡Cómo no vamos a pensar en ello una y otra vez para tratar de comprender mejor todo lo que significa, para entender su alcance y su profundidad!…
¡Cómo no vamos a orar más y mejor para dar gracias por esta bendición inmensa!…
Los textos que encontrarás en las siguientes páginas, querido lector, han sido seleccionados para que su lectura te ayude a avanzar en la comprensión del verdadero y más profundo significado de los acontecimientos que recordamos cada Navidad, y de lo que ellos implican en tu vida de fe, y en la vida de todos los hombres y mujeres de la tierra – creyentes y no creyentes -, de todos los tiempos y todos lugares. Solo es necesario que abras tu corazón y te dejes guiar por la luz del Espíritu Santo que habita en ti y te conducirá en este proceso.
Espero, de todo corazón, que llenen tu alma de paz, de amor y de esperanza.