El Padre Elías
Michael O’Brien
INTRODUCCION
Un apocalipsis es una obra literaria que trata del final de la historia humana. Durante milenios, han aparecido en todo el mundo todo género de apocalipsis, articulados en la vida cultural de muy diversos pueblos y religiones. Los genera la especulación filosófica, las visiones acerca del futuro, los anhelos y aprensiones inexpresados y, no sin cierta frecuencia, la permanente pasión humana por lo que J. R. R. Tolkien llamó sub-creación. Estas obras poéticas, épicas, fantásticas, míticas y proféticas ofrecen un testimonio común del carácter transitorio del estado del hombre sobre la tierra. El hombre es un extraño y un residente temporal. Su existencia es inefablemente hermosa… y peligrosa. Está colmada de misterios que suplican ser descifrados. La palabra griega apokalypsis denota un descubrimiento, o desvelamiento. A través de estas revelaciones el hombre extiende su mirada a lo ancho del panorama de la historia humana en busca de la clave de su identidad, en busca de la permanencia y la completa realización.
Tal vez lo peor del afán de «desmitificación», tan endémico en nuestra época, sea el mensaje inherente a la misma según el cual las historias de la fe cristiana no son más que nuestra versión particular de «mitos» universales. Se ha apuntado que muchas culturas han producido historias que hablan de un héroe que primero es asesinado y luego regresa a la vida, y muchas más culturas han imaginado un cataclismo que acaecerá en el fin de la historia. G. K. Chesterton escribió en una ocasión que la postura de los desmitificadores se reduce en realidad a lo siguiente: puesto que hay cierta verdad que ha dejado una huella profunda en la imaginación de un gran número de pueblos antiguos, de ahí se sigue que, sencillamente, no puede ser verdadera. Y señalaba que el desmitificador no acierta a examinar la consideración más importante de todas: que pudo haber pueblos de épocas y lugares diversos que tuvieran información, a un nivel intuitivo, de acontecimientos reales que un día habrían de tener lugar en la historia; que en sus anhelos más íntimos había un atisbo de luz, un presentimiento, un afán de avanzar a través del medio del arte hacia la plenitud de la Verdad que un día habría de concretarse en la Encarnación. El de San Juan es un Apocalipsis de un orden superior. Es una profecía auténtica, en el sentido de que no se trata de una mera obra de predicciones, sino que es una comunicación del mismo Señor de la historia. Es una exhortación, un grito de aliento, un vehículo de enseñanza y una visión de acontecimientos reales que sucederán un día.
Mientras el drama de nuestros tiempos se acelera y corre en dirección a un clímax desconocido, aparecen numerosas especulaciones y se presta atención renovada hacia el Apocalipsis de San Juan, fomentando una pléyade de interpretaciones. Una escuela de pensamiento opina que el libro habla únicamente de la época en que vivió Juan; otra afirma que se trata exclusivamente de una meditación acerca del fin de las cosas en un futuro indeterminado; otra cree que el libro es un mapa de la historia de la Iglesia, que se desarrolla en siete épocas principales. Una cuarta interpretación, favorecida por la mayor parte de los Padres de la Iglesia, sostiene que se trata de una visión teológica de un vasto paisaje espiritual, que contiene una serie de descripciones de la situación de la Iglesia en la época de Juan, así como de los sucesos que se desarrollarán en el final de los tiempos. Para Juan, el «final de los tiempos» comienza con la Encarnación de Cristo en el mundo, tras la que sólo queda una última batalla por la que debe pasar la Iglesia.
Esta es, bajo mi punto de vista, la interpretación mejor y más plena, y es la que he seguido en El padre Elías. El lector encontrará en este libro un apocalipsis en su antiguo sentido literario,pero escrito a la luz de la revelación cristiana. Es una especulación, una obra de ficción. No pretende tanto predecir determinados pormenores del Apocalipsis final cuanto plantearse en qué forma responderá la personalidad humana bajo condiciones de una tensión intolerable, en un clima moral cada vez más estremecedor, en un estado espiritual de horizontes sometidos a un cambio constante. El futuro próximo nos ofrece muchas posibles variaciones sobre el tema apocalíptico, unas más amenazadoras que otras. Yo me he limitado a presentar un cuadro. Y sin embargo, el personaje principal se ve inmerso en un dilema al que habría de hacer frente en cualquier tipo de apocalipsis. Él se ve dentro de los acontecimientos que están desarrollándose, y debe enfrentarse así al problema de la percepción: cómo es posible ver la estructura oculta de los tiempos caóticos en que vive, cómo podría salirse fuera y verla con objetividad sin dejar de quedarse dentro para participar como agente del bien.
Debe advertirse de antemano al lector que este libro es una novela de ideas. No progresa al paso adictivo de un serial de televisión, ni ofrece resoluciones simplistas ni falsa compasión. Ofrece la Cruz. Y es testimonio, espero, de la victoria última de la luz.
Hola
Mis suegros, lectores empedernidos.
Me acaban de decir que este mismo autor tiene otro libro, supongo que secuela de este mismo, titulado:
EL PADRE ELÍAS EN JERUSALÉN
Lo tenéis disponible?
De momento no esta disponible, trataremos de ponerlo a la disposición de todos.