José María Zavala
AGRADECIMIENTOS
Este nuevo libro no habría sido posible sin la inspiración ni el permiso previo del Padre Pío, quien a buen seguro lo empleará como instrumento suyo desde Arriba para seguir acercando almas a Dios. Y con mayor motivo aún, cuando se cumple ahora el cincuenta aniversario de su muerte y el centenario de la aparición de sus estigmas.
Desde octubre de 2010, cuando vio la luz la primera de mis obras sobre el Padre Pío, centenares de lectores con nombres y apellidos, que yo conozca, han dado un vuelco a sus vidas o se han curado de graves enfermedades por intercesión de este fraile capuchino, canonizado por San Juan Pablo II, ante la estupefacción generalizada de los médicos.
Para este nuevo trabajo he contado con el apoyo incondicional de Domenico Crupi, director general de Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento), el gran hospital promovido por el Padre Pío, y de su director de Comunicación, Giulio Siena, a quien agradezco su generoso prólogo. Ambos me han abierto las puertas de sus valiosos archivos al facilitarme copioso material inédito que ahora pongo a disposición del lector, junto con otros documentos no menos relevantes procedentes del proceso de canonización del Padre Pío, al que también he tenido privilegiado acceso.
Conste también mi más sincera gratitud a todo el personal de Casa Sollievo della Sofferenza y de su revista homónima, creada bajo los auspicios del Padre Pío.
Gracias igualmente a la doctora Lucia Miglionico, Paola Zamparelli, Angelina Iadanza, Maria Lucia Ippolito, Chiara di Giorgio, Matteo Pio Colella, Michele Pio y Eugenio Fini, Nury Tamayo, Elena Faccia, Noelia y a tantas otras personas que con sus testimonios y oraciones han contribuido a que este libro sea una esperanzadora realidad.
El aliento constante de Paloma, Borja e Inés ha resultado también decisivo para seguir adelante y poder rematar este proyecto cargado de ilusiones.
Y sin editores es obvio que tampoco habría libro: extiendo por ello mi agradecimiento de modo muy especial a Lola Cruz y Javier Ponce, con quienes afronto este cuarto trabajo consecutivo, llamado a convertirse en otro gran bestseller material y, sobre todo, espiritual.
Finalmente, y bien entendido que los últimos serán los primeros, agradezco de todo corazón a mi amigo y excelso escritor Javier Sierra, premio Planeta 2017, su disposición incondicional desde el primer momento a leer y valorar el manuscrito dedicado a un personaje a quien él tanto admira.
Jamás olvidaré tampoco a fray Elías Cabodevilla, que con toda seguridad leerá ahora estas páginas desde el Cielo; igual que a otros hijos espirituales del Padre Pío con quienes compartí en su día gratos momentos y a los que siempre me sentiré hermanado: monseñor Pierino Galeone, fray Nazario Vasciarelli, fray Carlos María Laborde, monseñor Rodolfo Laise, fray Paolo Covino, sor Maria Francesca Consolata, monseñor José Ignacio Munilla, Gianna Vinci y Domenico Mirizzi.
A todos ellos y, en especial, ahora, a los lectores, mis mejores deseos colmados de bendiciones.