Alfonso Aguiló Pastrana
INTRODUCCIÓN
He pasado toda mi vida en tensión,
como un arco;
pero nunca he sabido
a dónde apuntar y lanzar la flecha.
Jean Serment
Este libro no tiene pretensiones de erudición. No es un texto de teología, ni pretende ser tampoco un tratado doctrinal. No busca acumular argumentos o razones filosóficas, sino más bien dar unas respuestas breves y sencillas, sin otro mérito, quizá, que el de haber sido contrastadas en conversaciones con personas muy diversas.
Se presenta en forma de diálogo con un interlocutor preocupado por su propia fe, o por la de sus hijos, o por la de un pariente, o un amigo. Como un rato de conversación con alguien que no tiene fe, o que quizá la tiene, pero a veces siente que flaquea, o ve cómo flaquea en otros, y no encuentra respuesta adecuada a sus preguntas.
No es un conjunto de recetas de folletín para problemas serios. Los temas son suficientemente difíciles como para guardarse de reduccionismos o simplezas. Es un libro que quiere llevar a pensar y a hacer pensar. Un libro para leer quizá despacio, más que de un tirón. Para darlo a leer, y servir de punto de arranque a nuevas reflexiones y comentarios.
La fe es suficientemente oscura como para que la adhesión del espíritu sea libre y, al tiempo, es suficientemente clara como para que dicha adhesión sea razonable. Ese claroscuro –que está en la naturaleza misma de las cosas– hace que una conversación sobre la fe no sea como hablar de una ciencia de carácter matemático, ni como una pugna en la que se pretende convencer al otro con las armas de la simple dialéctica.
Una conversación sobre la fe ha de ser como un intercambio de impresiones con el que se busca avanzar en el camino de la búsqueda de la verdad. Y el hecho de que estés ahora hojeando estas páginas demuestra que te das cuenta de la necesidad que todos tenemos de reflexionar sobre Dios a la hora de encontrar un sentido para nuestras vidas.