Ernesto Sergio Mainoldi
La vida y la obra
Una biografía enigmática: de la historia a la leyenda
Las vidas de los autores medievales muy a menudo se nos escapan incluso en sus detalles biográficos más generales. La actitud del hombre del medievo respecto a los datos históricos no tiene la precisión que hoy consideramos tan importante. Y este no es el caso, pero puede atribuirse a la mentalidad difusa de la época en cuestión: el principal objetivo de la existencia era la búsqueda de la vida eterna; por ello, los aspectos de la vida terrenal, destinada a ser transitoria, no figuraban entre las preocupaciones principales de las personas dedicadas a la transmisión de la cultura.
Aparte de los monarcas, cuya vida se identificaba desde su inicio con la de la nación que estaban destinados a gobernar, de todos los demás no era necesario registrar con precisión la fecha de nacimiento. En el caso de los hombres de la Iglesia o de los literatos, eventualmente era su obra la que podía proporcionar estos datos y reclamar el interés sobre sus vidas. En cuanto a los santos, los vacíos en su biografía se rellenaban con narraciones hagiográficas preocupadas por ilustrar los episodios milagrosos y las características extraordinarias que probaran su santidad.
El caso de Juan Escoto Erígena coincide perfectamente con el marco descrito y añade el suyo propio. Aunque nuestro autor fue el pensador occidental más importante de toda la Alta Edad Media, el más grande entre san Agustín y Anselmo de Aosta, de su vida conocemos poquísimos datos. Sabemos que era irlandés por los testimonios de sus contemporáneos y porque así lo demuestra su nombre: los Escotos, en la Alta Edad Media, eran de hecho irlandeses. El apodo «Erígena» fue acuñado por él mismo y lo escribió en algunos manuscritos de sus obras; está formado por el topónimo gaélico de su país natal Eri- («Irlanda») y el sufijo griego -gena («generado»), es decir, «nacido en Irlanda». Sabemos que su actividad como escritor se desarrolló en Francia durante el reinado de Carlos el Calvo, hijo de Ludovico Pío y sobrino de Carlomagno, esto es, entre el 840 y el 877, año de la muerte del soberano.
La primera (y única) fecha útil para reconstruir la vida de Juan Escoto es el año 851, en el que participa en un debate sobre la predestinación. Dado que esta intervención fue requerida por algunos importantes obispos del reino franco y por el propio rey Carlos el Calvo, podemos deducir que el Erígena era en aquella época un personaje ya consolidado y renombrado en el panorama cultural de la Francia occidental. A partir de estos datos y de otras huellas literarias que demuestran la actividad y la presencia de Juan Escoto en las escuelas del reino franco, se lanzó la hipótesis de que su fecha de nacimiento se sitúa hacia el año 810 y que su llegada a Francia se produjo entre el 835 y el 840.