San Manuel González García
El Escondido del Cielo
Qué Pedagogía tan misteriosa y tan paradójica la de nuestro Maestro Jesús! Con palabra infalible enseña a los hombres que la felicidad y la vida eterna de ellos consiste en esto solo: “en conocerlo a El y al Padre que lo envió. Haec est vita aeterna ut cognoscant Te et quem mi-sisti…”
Confiesa además que El no ha venido al mundo a otra cosa que a traer y dar esa vida eternamente feliz a los hombres: “Yo vine para que tengan vida y la tengan más abundante.”
Y aquí vienen el misterio y la paradoja de su Pedagogía; para que los hombres lo conozcan y, en El, al Padre que lo envió, ¡se esconde! ¡Qué misterio! ¡Parecía tan conforme a razón que el Hijo que había estado escondido en el seno del Padre (Juan, 1-18) generaciones y generaciones, al decidirse a venir a la tierra a revelar los misterios escondidos en Dios desde siglos, se hiciera patente a todos y a todos revelara los secretos suyos y de su Padre y por este conocimiento pleno llevara a todos a gozar de su vida eterna!
El Escondido de Palestina
No ha sido así; el Dios escondido, el Dios Salvador de Israel (Isaías 45-15) del antiguo Testamento quiere seguir siendo Dios escondido también en el Nuevo.
Los hombres de la Redención, infinitamente más afortunados que los de la Expectación, han oído hablar a Dios, han visto a Dios, lo han tocado con sus manos, lo han cobijado bajo sus techos y sentado a sus mesas, lo han visto llorar y han hablado con El… pero ¡escondido! escondido tras la carne y los huesos y el alma y las flaquezas de un Hombre…
En los 33 años que duró esa vida, sólo algún que otro resplandor de Dios se vio salir de El, en las fugaces horas de la Transfiguración y de la Resurrección… ¡después se escondió más!…
El Escondido del Sagrario
El Escondido del Seno del Padre y Hombre-Dios se escondió de modo tan maravilloso como verdadero detrás de unos accidentes de pan y vino, se dejó encerrar entre cuatro tablas, y, perpetuamente callado, indefinidamente multiplicado y misteriosamente achicado, se quedó a vivir entre sus redimidos…
Adoro Te devote
Latens Deitas…
At hic latet simul
et humanitas
Decididamente a la gloria del Padre celestial y a la vida eterna mía. conviene que Jesús, su Hijo y mi Hermano, sea para mí el Jesús escondido y que sólo así se me dé a conocer y por El a su Padre y sólo así les dé yo gloria y encuentre mi vida eterna…