Hipótesis sobre María
Vittorio Messori
María, la madre de Jesús de la que nos hablan los Evangelios, es sin duda la mujer que más impacto cultural y social ha tenido en la historia de la humanidad. Pese a que ignoramos qué aspecto tenía realmente, de ninguna otra mujer existen tantas imágenes. María es, sin discusión, la mujer más presente en las artes plásticas, en la música o en la literatura. Muy pocos se han adentrado con tanta seriedad y amenidad en la figura de la que los cristianos llaman Madre de Dios como lo ha hecho Vittorio Messori. ‘Hipótesis sobre María’ es fruto de años de minuciosa investigación. En sus páginas se desvela una panorámica sorprendente de un mundo con frecuencia secreto en el que Messori muestra qué hay de leyenda y qué de realidad en María. En este libro el dogma se une a la anécdota, la exégesis bíblica a las apariciones, la espiritualidad a la historia y la teología al misterio. Se entrelazan aquí puntos de vista de científicos y literatos, de santos y pecadores, de inquisidores y herejes, de emperadores y campesinos. Estas páginas son simultáneamente rigurosas y divulgativas. Son el resultado -como ocurre en los libros de Vittorio Messori- de la vivacidad y claridad del gran periodista, unidas a la solidez del estudio actualizado y respaldado por una extensísima documentación.
Todo lo recogido en este libro procede de la revisión, actualización y ampliación de lo que he publicado, mes tras mes, en la revista Jesús, desde 1995 hasta el 2000, en una rúbrica que llamé «Taccuino mañano».
Con todo, no debe pensarse en una especie de reciclaje de cosas unidas impremeditadamente, tal vez a causa de la improvisación del periodismo. Esto no es un centón casual sino que es, sea cual sea su valor, el resultado de un proyecto consciente y meditado.
Será mejor que precise para explicarme. A final de 1978, dos años después del singular impacto provocado por mi primer libro, Hipótesis sobre Jesús, dejé La Stampa de Turín, donde hacía años que trabajaba en la sección de cultura. Confieso que presenté con cierta amargura la dimisión en aquel periódico tan unido a mis comienzos profesionales, abandonando, al mismo tiempo, una ciudad, Turín, tan querida. Pero no me quedaba otra elección.
Sentía la necesidad de continuar la reflexión, la investigación y la escritura sobre temas religiosos, especialmente cristianos. Sin embargo, compromisos muy distintos, a los que tenía que hacer frente cada día para ese periódico del que era redactor, me quitaban tiempo y energías. Con todo respeto, por supuesto, ya no podía soportar tener que interrumpir el estudio de un libro de exégesis bíblica o de historia eclesial, o el intercambio de ideas con un buen teólogo (existían, y aún existen…) para escuchar, en la enésima entrevista, las banalidades de Alberto Moravia y de sus compañeros; o pasar horas y horas en la redacción para compilar material de una «cultura» auto-satisfecha que se presentaba además, con toda su arrogancia, como la única verdadera. A mí, esa cultura me traía a la mente cada vez con más insistencia la severa frase evangélica: «ciegos que guían a otros ciegos».
La necesidad personal de enfrentarme al verdadero Problema, aquel cuya luz ilumina todos los demás, se encontraba, además, con las peticiones incesantes de una multitud de lectores, no sólo italianos, que me pedían que continuara mis investigaciones. Ante tal tesitura, ¿cómo iba a dedicar mi vida a cuestiones, tan a menudo efímeras e irrelevantes, como las que suelen aparecer en las «secciones culturales» del mediasystem laico?
La solución a lo que ya era un molesto dilema me la ofreció el grupo de los Periódicos Paulinos, que estaba poniendo en marcha una revista mensual religiosa con el nombre más comprometedor de todos, Jesús. Acepté la propuesta de participar en la creación y lanzamiento de la nueva revista y, desde el primer número, bajo el título «Diálogos con Jesús», publiqué conversaciones con interlocutores de todo el mundo que tenían algo sustantivo que decir sobre el Evangelio. Tanto para afirmarlo como para negarlo. Fue un compromiso que duró años y cuyos resultados se reunieron en un libro titulado Inchiesta sul cristianesimo. Aquellos «diálogos», que hice con pasión (por fin tenía la impresión de no estar perdiendo el tiempo…), no debieron de ser totalmente vacuos, puesto que el libro sigue todavía en catálogo.
Después de haber comprobado sobre el terreno las razones y dificultades del Evangelio en el mundo contemporáneo entrevistando a personas de todo credo e incredulidad, advertí la necesidad de volver a investigar sobre los cimientos, especialmente sobre los textos que fundamentan la fe cristiana. Digo volver porque «II Caso Cristo», la rúbrica que comenzó a aparecer en Jesús desde 1988, era la continuación del trabajo que inicié con Hipótesis sobre Jesús. De aquella investigación que profundizaba palabra por palabra en los relatos pascuales de los Evangelios nacieron dos libros: Pati sotto Ponzio Pilato? y Dicono che é risorto.
Una vez más, la generosidad de los lectores hizo que no me faltara su atención. ¿Tal vez a falta de algo mejor, visto el desierto de determinada cultura católica? Es una sospecha fundada que, sin embargo, no me impidió perseverar y continuar el camino.
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