La idea de la acción moral

Dietrich von Hildebrand

INTRODUCCIÓN

Kant comienza su Fundamentación de la metafísica de las costumbres con la solemne sentencia: «Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad». En eso se basa, además de otras muchas cosas, la limitación de la ética a la esfera del querer. Un acto —a saber, el acto de la voluntad—, y acaso los bienes de una persona, es explicado e interpretado con respecto al valor moral de su único portador meramente como la disposición de donde mana una buena voluntad. La voluntad se caracteriza como único auténtico portador de lo moral. Todo lo demás que se contiene inmanentemente en este principio, por ejemplo la idea de una buena voluntad, ha sido discutido de diversas formas por muchos éticos desde Kant. No obstante, la identificación de ética y doctrina del querer correcto se ha hecho común entre los éticos. En la discusión sobre la ética kantiana, la restricción a la voluntad —que se ha pasado por alto como en carne y hueso manteniéndose siempre en vigor— y fenómenos éticos de patente plenitud para la mirada ingenua han sido casi siempre completamente ignorados, como si ellos se abrieran al mundo en el cristianismo.

Sin embargo, esa limitación no es en absoluto evidente. Tan sólo necesitamos pensar en las intuiciones éticas de Lutero para encontrar lo directamente contrario de esta concepción. Dice Lutero en su Libertad de un cristiano: «…de este modo, por todo ello, la persona debe primero ser buena y piadosa sobre todo en buenas obras», etc. Aquí se declara, contrariamente a Kant, que sólo a la persona le pueden corresponder valores morales. Con ello se plantea no sólo que los bienes se fundan últimamente en la persona, sino que únicamente a ella pueden corresponderle en general valores morales; los cuales se pasan por alto en todo acto, comoquiera que éste se haya efectuado, simplemente porque el acto es de esa persona. Sobre todo, basta ciertamente una mirada imparcial a la variedad de los hechos éticos (por ejemplo, una noble renuncia, un generoso perdón, un amor puro, una fidelidad; en fin, lo que llamamos un carácter noble) para ver qué diversos portadores de lo ético conoce la concepción natural del mundo además de la voluntad, y qué terriblemente grave es la afirmación de Kant.

Es una exigencia incondicional para la ética el examinar toda la riqueza de portadores de lo ético así como, en cierto modo, delimitar las esferas de objetos éticamente relevantes que conocemos en la vida ordinaria. Sólo una investigación de todos los portadores de lo ético que vengan al caso reconquistará primeramente para la ética la plenitud del mundo de valores éticos, y posibilitará una comparación de diferentes tipos de portadores según su rango como portadores de valor éticos. Pues no es difícil ver que la limitación de la ética a un tipo de portador —como la esfera del querer y del obrar— trae consigo también la limitación del mundo de valores ético. La ética kantiana, por ejemplo, apenas tiene en cuenta los bienes (el núcleo central del mundo de valores morales) frente al específico valor del aplicarse al deber, de la corrección moral. Basta recordar su argumentación en la que sale a la luz claramente esta preferencia. Él contrapone allí a la buena voluntad los «talentos del espíritu» y las «propiedades del temperamento» (como el gracejo, el entendimiento, la resolución, el coraje; todo ello ventajas extramorales), pero no la generosidad, la fidelidad, la bondad, la magnanimidad, etc. Por tanto, él únicamente considera de entrada ese valor moral específico y, junto a él, sólo lo extramoral; postura que concuerda plenamente con el criterio de la limitación a la voluntad.

Esa correspondencia de ciertos tipos de portador y ciertas cualidades de valor ético —que hace que la limitación de lo uno empobrezca también lo otro— no es, como enseguida se ve, ningún caso especial de Kant, sino que en general está fundada en la relación de portadores y valores portados. Por eso nos parece que ya es hora de examinar de nuevo a fondo ese presupuesto, que se ha convertido en evidente, según el cual la voluntad es la única portadora de lo moral.

Una acción misma puede ser portadora propia de un predicado de valor ético. Así, por ejemplo, si digo: «¡Qué hermoso que este hombre haya ayudado a otro, qué bello de su parte, qué noble acción!». En este caso, mediante la realización de la acción el mundo se ha enriquecido con un bien moral; si se hubiera omitido, el mundo sería más pobre en cuanto a ese bien. Aquí, la acción misma es portadora de un valor moral, aunque evidentemente también sólo como acción de una determinada persona.

Así como las acciones pueden ser portadoras de valores morales, también puede serlo la esencia de la persona. Decimos de ciertas personas: «en sus ojos se puede ver su pureza, su bondad, en su rostro se expresa su nobleza de alma». Y de otras: «su semblante habla ya de su entera mezquindad, vulgaridad, etc.». Aquí no nos encontramos con un acto valioso cualquiera, pues en el aspecto correspondiente no se manifiesta una vivencia valiosa o disvaliosa (como cuando hablamos de rostros coléricos, emocionados o radiantes de alegría), sino que aquí se trata de la esencia de la persona que, presentando una unidad propia independiente incluso de todo acto, se expresa en su valor o disvalor. También las acciones pueden hacer simplemente de signos para la esencia de la persona, o sea, ellas mismas pueden presentar a la persona en su valor o disvalor, prescindiendo entonces completamente del valor moral propio que ellas realizan «como» acciones. Pongamos el caso de que yo admiro a una persona y creo firmemente en la altura moral de su esencia; y en una ocasión veo cómo el sujeto en cuestión perjudica de algún modo a otro. La acción es quizá relativamente insignificante en sí misma, pero el modo en el que ese tal la realiza, su comportamiento en ella, puede ser de una manera que de repente me haga verle bajo una luz completamente nueva. Si hablo aquí de una acción ruin, lo que entonces se me manifiesta de golpe en la acción no es la acción misma a la que me refiero como portador de ese disvalor, sino la esencia de la persona. Veo que me había equivocado en la persona, de repente me adentro con la mirada, como a través de una ventana, en la vulgaridad y mezquindad de esa esencia.


Para activar la descarga es necesario una suscripción. Algunos libros requieren de una suscripción premium.

epub
epub
mobi
mobi
pdf
pdf


Adquiere una suscripción

¿Ya tienes una suscripción?

Ingresa aquí:


DETALLES DE ESTE LIBRO


Más de este autor/tema


La gratitud

La gratitud

Tratándose de Dietrich von Hildebrand, es necesario partir para conocerlo de algunas de sus noticias biográficas. Imprescindible el dato de su procedencia: una familia de ...
Las formas espirituales de la afectividad

Las formas espirituales de la afectividad

Hay ciertas tesis generales que nunca se han demostrado y que tampoco son en modo alguno evidentes, pero que desgraciadamente perduran sin embargo en la ...
Mi lucha contra Hitler

Mi lucha contra Hitler

Dietrich von Hildebrand abandonó Alemania para siempre el 12 de marzo de 1933. Tenía cuarenta y tres años: ni siquiera la mitad de su larga ...
La verdadera educación cristiana

La verdadera educación cristiana

Ninguna actitud hacia un objeto es, de suyo, positiva. El «no» predicado del error es tan positivo como el «sí» predicado de la verdad. Es ...
Las muertes del padre Metri

Las muertes del padre Metri

COMO no llega todavía el momento de la acción, me limitaré a ligeras indicaciones. Aunque no sea usted el Coloso de Rodas, entre cuyas piernas ...
Catequesis sobre el Credo

Catequesis sobre el Credo

El 4 de mayo de 2011 Papa Benedicto XVI inició, dentro de las audiencias de los miércoles, una serie de catequesis sobre la oración que ...
Lectura fácil del Apocalipsis

Lectura fácil del Apocalipsis

Son muchos los que le tienen “miedo” al Apocalipsis. Y, tal vez, les asista la razón, porque, frecuentemente, han oído hablar de él como de ...
La sabiduría de los Salmos

La sabiduría de los Salmos

Los salmos forman un libro del Antiguo Testamento situado entre los escritos de los profetas y los libros sapienciales y que consta de ciento cincuenta ...
Cristología de los primeros maestros franciscanos

Cristología de los primeros maestros franciscanos

La primer escuela franciscana de teología fue la Oxford (1228), cuando el célebre maestro Roberto di Grosseteste llevó su cátedra al convento de los franciscanos ...
La Armadura Espiritual

La Armadura Espiritual

   "Me uno en oración al Corazón Inmaculado de María y a los ejércitos Celestiales para repeler toda maldad de los demonios. Hago extensiva esta ...
El Libro de las Piedras que Curan

El Libro de las Piedras que Curan

Hace 850 años, una monja benedictina alemana que estaba invadida por la Luz Viva del Espíritu Santo, dejó escritas para nosotros la utilidad de las ...
15 días con Romano Guardini

15 días con Romano Guardini

GUARDINI realizó sus estudios primarios, secundarios y superiores en centros escolares de Maguncia (1891-1915). Para poder desarrollar su actividad profesional en Alemania, hubo de adquirir ...
Los siete príncipes de los ángeles validos del Rey del cielo

Los siete príncipes de los ángeles validos del Rey del cielo

Fundamento de este tratado en la Visión de San Juan Evangelista en el capítulo 5 de sus Revelaciones 1. LA mayor recomendación que tiene el ...
Teresa de Jesús y la inquisición

Teresa de Jesús y la inquisición

Nos situamos en la España del siglo XVI y en ella dos figuras: TERESA DE CEPEDA Y AHUMADA y LA INQUISICIÓN. ¿Quién no ha oído ...
Esencia del Liberalismo

Esencia del Liberalismo

La República Argentina no es una nación sino un problema. El problema es: ¿qué va a salir desta desintegración del liberalismo argentino?, ¿qué se puede ...
Para Salvarte

Para Salvarte

Doy gracias a Dios por la gran difusión que este libro está teniendo, tanto entre jóvenes como entre casados, entre obreros y entre estudiantes. Aunque ...
Con María, multiplicando migas...

Con María, multiplicando migas…

Susana Ratero es una querida amiga y hermana en Cristo. No recuerdo cuándo fue que la conocí, pero tengo la impresión de que siempre fuimos ...
Leer la Palabra

Leer la Palabra

En 1980 apareció el folleto “Leer la Palabra” que, reformado en algunos aspectos y aligerado en otros, ha legado a la cuarta edición, y sigue ...
Cartas del diablo a su sobrino

Cartas del diablo a su sobrino

"El diablo... el espíritu orgulloso... no puede aguantar que se mofen de él..." TOMÁS MORO Mi querido Orugario: Tomo nota de lo que dices acerca ...
El Cardenal Pie: Lucidez y coraje al servicio de la Verdad

El Cardenal Pie: Lucidez y coraje al servicio de la Verdad

Para sostener y animar a sus discípulos en medio de las incomprensiones y persecuciones que esperan a todo fiel pregonero de la verdad, San Pablo ...
La Misión del Pueblo que sufre

La Misión del Pueblo que sufre

El libro se abre con una desgarradora historia del dolor del pueblo.  Una de esas historias que acaecen todos los días, a las que nos ...
Secreto de María

Secreto de María

El Secreto de María es fundamentalmente una carta espiritual escrita alrededor de 1712 por San Luis María de Montfort, a quien el Papa Clemente XI ...
La Iglesia Católica y el abuso sexual de menores

La Iglesia Católica y el abuso sexual de menores

  El escándalo de los sacerdotes que han abusado de menores ha sido un tema recurrente en los medios de comunicación durante mucho tiempo. De modo ...
Cristo, Nuestra Esperanza

Cristo, Nuestra Esperanza

Cristo es la imagen visible del amor del Padre. El que lo ve a él ve al Padre. En él reside la mayor prueba de ...
El Amor que hizo el sol y las estrellas

El Amor que hizo el sol y las estrellas

El Catecismo de la Iglesia Católica es una exposición, a la vez monumental y sintética, de la íntegra doctrina cristiana. No hace falta subrayar aquí ...
Homilías sobre el Evangelio según San Juan

Homilías sobre el Evangelio según San Juan

Los editores de la presente edición advierten que en las Homilías sobre el evangelio de San Juan nos encontramos con un género de predicación en ...
Introducción a la Comunicación Institucional de la Iglesia

Introducción a la Comunicación Institucional de la Iglesia

Redactar una introducción para un genio de la pintura como Miguel Ángel, Velázquez o Giotto es siempre difícil porque se trata de explicar en pocas ...
La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

AYER tarde fue cuando tuvo lugar la última gran comida del Señor y sus amigos, en casa de Simón el Leproso, en Betania, en donde ...
San Juan de la Cruz. La biografía

San Juan de la Cruz. La biografía

Por si acaso hay algún lector atento (de acuerdo con el lenguaje ritual de los prólogos de antaño) que no esté informado todavía, me permito ...
Razones desde la otra orilla

Razones desde la otra orilla

Verán, veremos, sus innumerables amigos, cómo José Luis se las compondrá para seguir presente aquí abajo, entre nosotros, haciendo cosas, publicando artículos y libros. Lo ...
Custodia el Corazón

Custodia el Corazón

Este libro de bolsillo fue entregado como regalo del Papa Francisco a los peregrinos que acudieron al rezo del Ángelus en la Plaza de San ...
La Biblia de Nuestro Pueblo

La Biblia de Nuestro Pueblo

He aquí La Biblia de Nuestro Pueblo, Biblia de corte pastoral que pretende acompañar a todo aquel que busca a Dios con sincero corazón y ...
Memorias de la Hermana Lucía

Memorias de la Hermana Lucía

Esta décima edición (como ya las precedentes) del primer volumende las Memorias de la Hermana Lucía en lengua española está enriquecida en relación a las ...
Seleccion de textos de Romano Guardini

Seleccion de textos de Romano Guardini

En esta conferencia pronunciada el 24 de mayo de 1965 en la reunión anual de la Verband deutscher Mutterhäuser von Roten Kreuz, en Munich, Alemania, ...
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta