La llamada
José Pedro Manglano
INTRODUCCIÓN
UN EXTRAÑO FENÓMENO
Todos somos espectadores de un fenómeno universal, algo que viene sucediendo desde hace 2000 años, y que se da en los cinco continentes: cantidad de gente que entrega a Dios su vida por completo.
Son miles y miles los cristianos que, de manera voluntaria y libre, se entregan a Dios: sacerdotes, monjas, cartujos, célibes o vírgenes,… Y lo hacen sin tener «obligación general», en el sentido de que no hay ningún mandamiento que obligue a seguir esos caminos. Pero ahí está lo extraño del fenómeno que presenciamos: ¿qué extraña necesidad es la que obliga a esas personas a seguir ese camino para ser felices y amar a Dios? Ese fenómeno es el de la llamada o vocación.
Es frecuente escuchar que últimamente hay pocas vocaciones. No creo que eso sea verdad. Dios sigue llamando a todos aquellos que necesita para que le sirvan. ¿No será que son menos los que responden afirmativamente? ¿Y no será verdad, también, que entre los que no escuchan y siguen su llamada, muchos de ellos no la siguen porque no saben qué es eso de ser llamados? Estas páginas tratan de ser una ayuda para aquellos que quieren saber cómo se escucha la llamada, cómo se «ve» la vocación. Partimos de la base de que es un misterio, pero… algo sí se puede decir.
«Quisiera –dice Juan Pablo II, dirigiéndose a los jóvenes– preguntaros a cada uno de vosotros: ¿Qué vas a hacer de tu vida? ¿Cuáles son tus proyectos? ¿Has pensado alguna vez en entregar tu existencia totalmente a Cristo? ¿Crees que puede haber algo más grande que llevar a Jesús a los hombres y los hombres a Jesús?».
Preguntas no fáciles de responder. Pero los cristianos tenemos la suerte de tener muchas «pistas» –todo lo que Jesucristo nos reveló– para planteárselas y resolverlas. Aquí tienes 12 ideas, sueltas y breves, que pueden ayudarte en tu caso. No son 12 ideas para leer y ya está, como pueden leerse 12 noticias del periódico o 12 artículos de economía o política. Son 12 ideas para hablar de tú a tú, con Dios. Son ideas para dialogar. ¿Por qué dialogar con Dios? Porque si hablamos de llamada, estamos haciendo referencia a dos: uno el que llama, Dios; y otro el que es llamado: yo. Y una cosa que es de dos, sólo puede resolverse bien entre los dos.
Después, en una segunda parte, se recogen algunos relatos de distintos tiempos y diversas vocaciones. Es interesante ver cómo han experimentado este fenómeno algunas personas en su caso particular.
Y antes de empezar, dos aclaraciones. En sentido estricto, toda criatura tiene una vocación, pero cuando hablemos de llamada o vocación en estas páginas, nos referimos a una vocación específica, sea cual sea, de entrega completa de la vida a Dios. Y por último: para facilitarte la oración, fragmentaremos el texto con letras capitulares con el fin de que puedas interrumpir la lectura y comentar con Dios lo leído.
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