Padre Ángel Peña Benito
INTRODUCCION
En este libro quiero tratar de un modo sencillo del ser humano. El hombre puede ser un “ángel” o un “demonio”, pero siempre lo amará Dios y lo seguirá llamando a una felicidad eterna. Dios, su Padre, lo ha creado por amor y para amar. Su vocación esencial es el amor. Amar con todo su ser, con toda su alma y con todo su corazón, a Dios y a los demás. Ser hombre en plenitud es amar, vivir de amor, estar lleno de Dios, fuente de todo verdadero amor.
He aquí, por tanto, su vocación humana como hijo de Dios. Si la cumple, será un santo, porque ser santo es amar en plenitud. Ahora bien, para conseguirlo nada mejor que vivir en íntima unión con Jesucristo, el Hijo de Dios. Ser hijo en el Hijo. Ser hombre en el Hombre-Dios. Por Cristo, con Él y en Él… todo será más fácil para llegar al Padre Dios, que es Amor.
¿Has pensado alguna vez seriamente en ser santo, verdadero hijo de Dios o, dicho de otro modo, vivir tu vida humana en plenitud? Este libro se lo dedico a todos aquellos que desean ser hijos de Dios en plenitud y que están dispuestos a amar sin condiciones y llegar hasta las últimas consecuencias del amor. Espero que tú seas uno de ellos, un ser humano de verdad, y que vivas de acuerdo a tu gran dignidad de hijo del Rey Celestial.
“Somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo” (Rom 8,17). Por eso, podemos decirle con plena confianza: “Abba, Papá” (Rom 8,15). Vivamos, pues, al máximo la maravillosa realidad de ser hijos de Dios.