P. Angel Peña Benito
INTRODUCCIÓN
Vivir la misa con Jesús es hacer de cada misa una fiesta con Él. Encontrarnos con el Rey del universo, con nuestro Dios y Señor, debe ser para todo cristiano una gran fiesta. No puede haber en el mundo otra fiesta semejante a esta. Por eso, reviste la máxima importancia asistir a misa, no por compromiso social o familiar, no por cumplir simplemente, sino por amor.
Cuando asistimos por amor a Jesús y con la esperanza de encontrarnos con Él, entonces la misa deja de ser algo aburrido que no comprendemos. Incluso, si por circunstancias ajenas a nuestra voluntad, no se oye bien o el sacerdote dice las oraciones con poca devoción, nuestro encuentro Jesús está asegurado, porque no depende de los demás, sino de nuestra propia actitud y devoción hacia Jesús.
Vale la pena hacer cualquier esfuerzo y sacrificio para asistir a misa y comulgar. Vale la pena ir bien vestidos y preparados para este gran encuentro. Vale la pena asistir a misa cada día, para recibir a Jesús y celebrar una fiesta con Él en nuestro corazón.
Te deseo una vida cristiana rebosante de amor y de alegría con Jesús. Hasta los más graves problemas pueden ser superados con Él; pero sin Él todo será tristeza y vacío. Levántate, hermano mío, mira hacia Jesús, que te espera en la Eucaristía, y dile: Señor, aquí estoy para servirte y amarte con todo mi corazón.