Romano Guardini
INTRODUCCIÓN
LA MUERTE DE SÓCRATES Y LA «CONCEPCIÓN CATÓLICA DEL MUNDO»
Cómo surgió este libro
En 1922, Guardini dio cinco conferencias a la Asociación de Universitarios Católicos en Bonn. En ellas mostró sus mejores dotes, sobre todo su capacidad de convertir los dilemas –cuyos términos se desgarran– en contrastes, cuyos términos se complementan y enriquecen. «La Iglesia –les dijo Guardini– no nos hace esclavos; al contrario, da libertad plena a la existencia; no es limitación, sino plenitud». Esta transformación permitió a los jóvenes superar numerosos bloqueos intelectuales y espirituales.
A la vista de tan prometedora experiencia y movido por el interés hacia lo religioso suscitado en Alemania tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el ministro prusiano de cultos, Carl Becker, creó en la universidad de Berlín una cátedra con el fin de ofrecer a los estudiantes católicos una exposición de su fe a la altura de las exigencias académicas. Se la ofreció a Romano Guardini, y ambos decidieron ofrecerla bajo el título de «Filosofía católica de la religión y cosmovisión católica».
Guardini vio con claridad desde el principio que esta cátedra no podía reducirse a «una exposición de tipo apologético y comprensible para todos de las verdades de la fe.
(…) Ciertamente, debía servir de ayuda a los oyentes, pero solo en virtud de la «fuerza de la verdad buscada por sí misma». Había de consistir en «el encuentro constante, por así decir metódico, entre la fe y el mundo, (…) la cultura y sus manifestaciones, la historia, la vida social…». El que vive en el campo de luz abierto por la Revelación está bien dispuesto para ver, desde él, el mundo en su verdad propia y contemplar todas las realidades desde una posición soberana.
El gran fenomenólogo Max Scheler le indicó, en 1923, el camino a seguir: «Usted debería hacer lo que indica la palabra «Cosmovisión» (Weltanschuung): contemplar el mundo, los hombres, las cosas, las obras, pero hacerlo como cristiano consciente de su responsabilidad, y decir en nivel científico lo que usted ve. Investigue, por ejemplo, las novelas de Dostoievski y tome partido desde su perspectiva cristiana, a fin de esclarecer, por una parte, la obra analizada y, por otra, el punto de partida mismo».
En esta línea, Guardini analizó, en cursos sucesivos, los puntos nucleares de la fe católica a partir del análisis de textos concretos –sobre todo, de la Escritura– y de figuras señeras de la cultura universal: San Agustín, Dante, Pascal, Hölderlin, Rilke, Kierkegaard, Dostoievski… Ese afán de ahondar en las bases de la vida humana lo llevó al estudio de los grandes fundadores del pensamiento europeo: Sócrates y Platón.
Guardini no era un especialista en Historia de la Filosofía, ni siquiera en lo que hoy se llama Historia de las Ideas. Acude al magisterio de Sócrates, operante en los grandes diálogos de Platón, para fortalecer su conocimiento de las singulares entidades que confieren «validez» (Gültigkeit) a nuestros saberes: el bien, la verdad, la justicia, el amor… Queda ello patente en el hecho de que este libro culmine en el capítulo dedicado al diálogo Critón, que aborda expresamente el tema de los grandes valores en relación con lo válido.