La mujer que venció el mal
Gabriel Amorth
Presentación
El beato Juan Pablo II, en su carta apostólica Tertio millennio adveniente, encomendaba al Espíritu Santo el cometido de conducir a las almas a entrar con las justas disposiciones en el nuevo milenio. Y continuaba: «Confío esta tarea de toda la Iglesia a la materna intercesión de María, Madre del Redentor. Ella, la Madre del amor hermoso, será para los cristianos del tercer milenio la estrella que guía con seguridad sus pasos al encuentro del Señor. La humilde muchacha de Nazaret, que hace dos mil años ofreció al mundo el Verbo encarnado, oriente hoy a la humanidad hacia Aquel que es “la luz verdadera que ilumina a todo hombre” (Jn 1,9)».
Es hermoso pensar en María como en la estrella que nos conduce con seguridad al Señor. Los Magos siguieron la estrella y encontraron a Jesús con su madre. Pidamos a la Virgen que nos lleve de la mano y nos guíe.
En estas páginas, que constituyen el quinto libro que escribo sobre María, siguiendo la estela de la Sagrada Escritura y de la enseñanza eclesiástica, he tratado de recorrer ese camino que nos hace conocer a la Madre de Jesús y Madre nuestra. El conocimiento de la Madre nos lleva al conocimiento del Hijo, porque Dios ha dispuesto que la relación entre María y Jesús fuera mucho más allá de la relación natural, pero que la Virgen fuese la primera redimida, la primera discípula, la primera colaboradora de su divino Hijo.
Ruego al Señor que bendiga este modesto trabajo para que, si es de su agrado, pueda hacer algún bien.
P. Gabriele Amorth
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