Libro de las Visiones e Instrucciones de Angela de Foligno
Santa Ángela De Foligno
PRÓLOGO
En verdad, la experiencia de los creyentes comprueba, penetra y toca con la mano al Verbo de vida que se hizo carne. El mismo lo promete en el Evangelio: “Si uno me ama, guardará mi Palabra; y mi Padre le amará; y vendremos a él y habitaremos en él” (Jn. 14, 23), y también: “Al que me ama, a él me manifestaré” (Jn. 14, 21). Esa experiencia y la doctrina de la misma experiencia, Dios las concede con la máxima abundancia a los creyentes. Así lo hizo recientemente con una de las creyentes, concediéndole, para el bien espiritual de los suyos, esa experiencia y esa doctrina, las que, si bien en forma insuficiente, reducida y mutilada, se describen con toda verdad en las páginas que siguen. Más adelante, cuando relate cómo comencé a conocer estos hechos y a ponerlos por escrito, diré cómo y por qué yo secretario, si bien indigno, fui forzado por Dios mismo, como lo creo, a escribir, y cómo la sierva de Cristo fue del todo obligada a hablar.
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