Romano Guardini
INTRODUCCION
Este pequeño libro ha estado en circulación unos diez años. Fue escrito para ayudar a abrir el mundo de la liturgia. Que el mundo nunca será accesible por la descripción de cómo los ritos y oraciones entró en existencia y bajo qué influencias, o por las explicaciones de las ideas subyacentes en las prácticas litúrgicas. Estas ideas pueden ser verdaderas y profundas, pero no son evidentes en la presente liturgia, y se puede deducir de ella sólo por la investigación académica… La liturgia no es una cuestión de ideas, sino de cosas reales, y de las cosas reales, ya que ahora no lo son, como lo fueron en el pasado… Se trata de un movimiento continuo llevado a cabo por ya través de nosotros, y sus formas y emitir las acciones de nuestra naturaleza humana… Para mostrar cómo se originó y desarrolló no nos lleva más cerca de él, y no más hace esto o aquello interpretación aprendido. Lo que sí ayuda es discernir en la liturgia viva lo que subyace en el signo visible, para descubrir el alma del cuerpo, lo oculto y lo espiritual de lo externo y lo material… La liturgia ha tomado su forma exterior de una divina y la serie de acontecimientos ocultos. Es sacramental en su naturaleza.
Así que el procedimiento que aprovecha es el estudio de las acciones que todavía están en uso hoy, los signos visibles que los creyentes han recibido y hecho propio y el uso de expresar lo invisible “gracia”. Para ello no es de becas litúrgica que se necesita, – aunque las dos cosas no son separables, – pero la educación litúrgica. Tenemos que demostrar cómo, ni por algún medio incitado, de ver y sentir y hacer los signos sagrados nosotros mismos.
Me parece que el método correcto y fructífero es comenzar en la forma más sencilla con los elementos de los cuales, el litúrgico formas más elevadas se han construido. Cualquiera que sea la naturaleza humana responde a estas señales de primaria deben ser abanicado en la vida. Estos signos son símbolos reales y, en consecuencia, haciendo que una experiencia fresca y vital de su propia gente se tendría en el espíritu que les informe, y llegar al auténtico símbolo de la señal convencional. Podrían incluso ser atrapado de nuevo en el proceso cristiana que ve y las modas de las cosas del espíritu en formas visibles, y hacerlo de nuevo para sí mismos. Después de todo, la persona que hace los signos ha sido bautizado, el alma y el cuerpo y por lo tanto capaz de entender (esta era la idea) entre los signos, símbolos sagrados y las partes constituyentes del sacramento y sacramental. Luego de la práctica de ellos, que puede ser alcanzado con estos pequeños dibujos (que hacen que no pretende ser completa) que podía pasar a una comprensión más profunda de su significado y justificación.
Es una verdadera pregunta si algo escrito en circunstancias especiales, y que surgen de las necesidades de un grupo en particular, conviene volver a publicar después de tanto tiempo de un intervalo de tiempo. Existen otras objeciones a estos ensayos mi pequeña de la que soy muy consciente. Ellos no son bastante objetivas; cumplen sin necesidad de clasificados. Ellos son subjetivos, semi-poético, casual e impresionista, y todo ello al margen de sus deficiencias literaria evidente. No obstante, es que en el fondo tienen razón, y tiene un reclamo, en consecuencia, a pesar de las objeciones de sonido, para su republicación. Por si no alcanzar el fin para el que fueron escritos, por lo menos lo indiquen, y ninguna obra litúrgica otros acude a la mente que ni siquiera mucho mejor.
Una persona que podía hacer lo que intento, tanto mejor y más apropiadamente, sería una madre que se había formado en la liturgia. Ella puede enseñar a su hijo la manera correcta de hacer la señal de la cruz, le hacen ver lo que es en sí mismo la vela encendida representa, lo muestran en su persona humana poco de cómo ponerse de pie y llevar a sí mismo en su casa del Padre, y nunca en cualquier momento con el mínimo toque de estética, simplemente como algo que el niño ve, algo que él hace, y no como una idea para colgar en los gestos. Otra de las personas competentes sería un maestro que comparte la vida de sus alumnos. Podía hacerlos capaces de experimentar y celebrar el domingo como el día que es, y los días festivos y las estaciones del año eclesiástico. Podría hacerles comprender el significado de las puertas o las campanas, o la disposición interior de la iglesia, o las procesiones al aire libre. Estos dos, madre y maestra, podría traer los signos sagrados a la vida. Un breve artículo de María Montessori, cuya labor en la educación es tan importante, me hizo sentir cuando lo leí, que aquí era a la vez el cumplimiento de estas ideas y su promesa para el futuro. En una de sus escuelas a los niños cuidar de un viñedo y un campo de trigo. Recogen la uva, siembran y cosechan el grano, y, en la medida en que técnicamente se puede gestionar, realizar, de acuerdo con las normas de la iglesia, vino y pan, y luego los llevan como ofrendas al altar. Este tipo de aprendizaje, junto con el tipo adecuado de instrucción, es la educación litúrgica. Para el acercamiento a la liturgia no es porque se les diga sobre ello, pero al tomar parte en ella.