Memorias de la Hermana Lucía
Padre Luis Kondor
PRÓLOGO DEL EDITOR
Esta décima edición (como ya las precedentes) del primer volumende las Memorias de la Hermana Lucía en lengua española está enriquecida en relación a las ediciones anteriores. A las cuatroprimeras Memorias, escritas por mandato del Sr. Obispo de Leiría,D. José Alves Correia da Silva, y a los Apéndices I y II relatando las apariciones en Pontevedra y Tuy –en cumplimiento de la promesa del 13 de julio de 1917: «…vendré a pedir la Consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados»– se agrega el texto del importante documento titulado “El Mensaje de Fátima” con la tercera parte del ‘Secreto’, que Juan Pablo II encargara a la Congregación para la Doctrina de la Fe hacerlo público después de elaborar un justo y adecuado comentario.
Con la publicación de la tercera parte del ‘Secreto’ recibido por los Pastorcillos el 13 de julio de 1917 (ver Apéndice III), queda así recogido en este primer volumen todo el Mensaje de Fátima.
Las cuatro primeras “Memorias”, además de las apariciones del Ángel y de Nuestra Señora, describen también cómo los Pastorcillos correspondieron hasta la heroicidad a las peticiones de Nuestra Señora y nos señalan a todos, y de modo especial a todos los niños, un camino seguro para alcanzar la santidad.
Las llamadas “Quinta Memoria” (sobre su padre) y la “Sexta Memoria” (sobre su madre), escritas por la Hermana Lucía, ya en el Carmelo de Coimbra, están editadas en volumen separado, como “Memorias de la Hermana Lucía II”
La beatificación de Francisco y Jacinta Marto (13 de mayo de 2000) debe significar una nueva era para la Iglesia.
“Yo te bendigo, Padre, porque has revelado estas verdades a los pequeños”. La alabanza de Jesús toma hoy la forma solemne de la beatificación de los Pastorcillos Francisco y Jacinta. La Iglesa quiere con este rito colocar sobre sus propios candeleros estas dos antorchas que Dios encendió para iluminar a la humanidad en sus horas sombrías e inquietas… Que el mensaje de sus vidas permanezca siempre vivo para iluminar el camino a los hombres”.
(Homilía de Juan Pablo II en la Misa de la Beatificación).
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