Cardenal Francisco Xavier Nguyen van Thuan
Prefacio
Ya recorrí una parte del camino,
A veces con gozo, a veces con sufrimiento,
Pero siempre con una esperanza desbordante en el corazón.
Porque el Señor y Nuestra Madre María siempre me han acompañado.
Si Dios me diera a escoger, no iría por otros caminos diversos de éste.
Por haber esperado en el Señor
La felicidad y el gozo nunca me han abandonado
Y no he conocido sino el amor.
Hoy Dios me concede unos momentos de intimidad con Él.
Como lo deseaba desde hace mucho tiempo,
Comienzo a escribir para ti estos modestos pensamientos del corazón,
La experiencia de una vida.
Son las confidencias de un padre.
No te diré nada muy nuevo,
Quisiera sólo recordarte algunas recomendaciones que ya han llegado, tantas veces, discretamente a tus oídos y a tu corazón.
En medio de las agitaciones de este mundo,
Haz el silencio en ti para meditar estos pensamientos que me salen del corazón.
Deseo que estas reflexiones sencillas y sin rodeos Puedan iluminarte, pacificarte y hacer de ti un apóstol, un hombre de oración y de amor.
1. En el Camino de la Esperanza
ES el camino de la Esperanza; hermoso como la esperanza que lo ilumina. ¿Cómo no tener esperanza si caminas con Jesús y vas al Padre?
SI ESTÁS ATADO, AUNQUE SEA CON UNA CADENA DE ORO, NO PUEDES PONERTE EN CAMINO.
1. El Señor te ha colocado en este camino para que te pongas en marcha y “des mucho fruto” (cf. jn 15,16). Es el camino de la Esperanza; hermoso como la esperanza que lo ilumina. ¿Cómo no tener esperanza si caminas con Jesús y vas al Padre?
2. El secreto de este camino es triple:
3. Partir: “Renunciar a uno mismo
4. Hacer la tarea: “Tomar la propia cruz cada día”
5. Perseverar “Seguir al Maestro”
6. Si has renunciado a todo sin renunciar a ti mismo, en realidad no has renunciado a nada, porque poco a poco volverás a apegarte a todo lo que habías dejado.