Andrés Codesal Martín
1° PARTE y 2° PARTE
Las bodas de Caná (Jn.2,2-12)
HABIÉNDOSE celebrado unas bodas en Caná de Galilea, resulta que la Madre de Jesús estaba allí. Y pasando por allí el Señor, también fue invitado con sus discípulos.
Y como al final se juntaron más invitados de los esperados, resultó que a mitad de la fiesta se les acabó el vino.
Entonces, la Madre de Jesús se dio en seguida cuenta de lo que pasaba, seguramente porque no estaba sentada a la mesa con todos los invitados, sino más bien ayudando a los sirvientes. Y queriendo evitar a los novios la vergüenza y el bochorno de la falta del vino, se fue confiada a Jesús y le dijo: «No tienen vino».
Jesús entendió que su Madre le pedía un milagro, y cariñosamente le dice: «¡Mujer!, ¿qué nos va a ti y a mí? Aún no ha llegado mi hora» (de hacer milagros).
Pero la Virgen que sabía que su Hijo nunca le negó nada, confiada dijo a los sirvientes: «Haced lo que El os diga».
Había allí seis grandes tinajas de unos 36 litros cada una, y Jesús les dijo: «Llenadlas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevadle al mayordomo». Y ellos se lo llevaron.