Mística de la Persecución
P. Francisco Migoya, S.J.
INTRODUCCIÓN
Una tradición muy antigua, que se conserva hasta hoy en la Compañía de Jesús, cuenta que el santo fundador, como herencia para sus hijos, pidió al Señor que nunca les faltaran persecuciones, en otras palabras, pidió al Señor para ellos la gracia de la persecución, como un medio señalado para mantener en tensión el espíritu de la Orden.
Antes de seguir adelante procede preguntarse: ¿Qué grado de autenticidad puede atribuirse a semejante tradición? ¿Contamos con algún documento fehaciente que garantice su origen verdaderamente ignaciano? O bien ¿es sólo un consuelo ingenuo, o un cómodo recurso para explicar esa interminable serie de persecuciones que de una u otra manera han acompañado siempre la historia de la Orden?
Cualquier testimonio que se aduzca al respecto no podrá ser interpretado en su justo valor independientemente de lo que fue la personalidad de san Ignacio, de su trayectoria y del comportamiento que observó en las más variadas vicisitudes de su vida. Para nuestro propósito basta con estudiar solamente las persecuciones ocurridas durante la vida del santo, tanto antes como una vez fundada la Compañía.
No entra en nuestro propósito estudiar el origen de las persecuciones recientes, sino dejar constancia de la mente de san Ignacio sobre el valor de la persecución para el crecimiento espiritual de la Orden y cómo la interpretaron e hicieron suya sus compañeros, aquellos con los que fundó la Compañía de Jesús.
Excelente escrito
Interesante