El obispo del sagrario abandonado
Pbro. José Campos Giles
Prólogo
Hubiera yo querido leer muy despacio esta biografía del Exento, y Rvdmo. Sr. D. Manuel González García, Arcipreste que fue de Huelva y Obispo de Málaga y últimamente de Patencia. Lo deseaba con todo mi corazón para saborear todos y cada uno de sus capítulos, todas y cada una de sus páginas, todos y cada uno de sus párrafos, todas y cada una de sus líneas. Mis quehaceres aumentados esta última temporada y mis fuerzas disminuidas me lo han impedido; pero la he ojeado y algunas de sus partes las he recorrido con paso lento y ¡qué emociones he gozado allá en lo más hondo de mi espíritu! Tan hondas y tan dulces que más de una vez las lágrimas han subido de mi corazón a los ojos.
¿Que por qué? La respuesta es sencilla; porque lo relatado en esta biografía es muy hermoso y conmovedor y está relatado en forma hermosa, muy hermosa y conmovedora. Esta biografía es una joya preciosísima y su estuche es una obra artística en armonía con el valor preciosísimo de la obra.
Estoy seguro de que todos los que lean estas páginas tan luminosas, tan calientes de aroma tan exquisito, formularán el mismo juicio que yo he formulado y quizá lo exprese, no sólo con palabras, habladas o escritas, sino también con alguna o muchas, lágrimas, dimanadas de las emociones que su espíritu sienta como yo las he sentido al leer cosas y palabras, dichos y hechos de belleza tan divina, tan encantadora.
Que el Arcipreste de Huelva, el Obispo de Málaga, el Obispo de Patencia, D. Manuel González García, no tuvo una personalidad vulgar, corriente, del montón, nadie puede ponerlo en tela de juicio. Es una verdad indiscutible. Se podrá discutir, impugnar o propugnar, este hecho suyo o aquella frase suya, pero que el conjunto de su personalidad forma un todo extraordinario, muy sobresaliente, excelso… esta es verdad clara que se mete por los ojos.
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