Orar y Meditar con el Evangelio – Domingos y Fiestas
P. Antonio Danoz
PRESENTACIÓN
En el discurso sobre el pan de vida, Jesús dijo a los que lo escuchaban: “Las palabras que les he dicho son espíritu y vida” (Jn 6,63). No sólo la palabra de Jesús. Toda palabra que sale de la boca de Dios es alimento de vida eterna (Deut 8,3). Hay que creer en esa palabra y hacerla vida.
La primera carta de Juan dice: “Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos para que estén unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (1Jn 1,1). El texto revela cuatro actitudes básicas que hay que adoptar ante la Palabra de Dios: oír, ver, tocar, contemplar. Las cuatro son necesarias para acercarnos a la Palabra de Dios.
Necesitamos centrarnos en la Palabra de Dios con todos los sentidos, para conseguir el máximo de fruto posible. Hay que añadir, además, la acción del Espíritu Santo. “No podemos llegar a comprender la Escritura sin la ayuda del Espíritu Santo que la ha inspirado” (S. Jerónimo, Epist. 120).
La Palabra de Dios ha de ser proclamada: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda la humanidad” (Mc 16,15). Ha de ser acogida con fe: “Quien acoge mi Palabra tiene vida eterna” (Jn 5,24). Ha de ser orada: “Siete veces al día alabo tus justos mandamientos” (Sal 119,164). Ha de ser vivida: “¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!” (Lc 11,28). Da sabiduría: “Toda Escritura es inspirada y útil para enseñar… El hombre de Dios estará formado y capacitado para toda clase de obras buenas” (2Tim 3,16-17).
La Liturgia, lugar privilegiado para la escucha de la Palabra Benedicto XVI escribe: “Al considerar a la iglesia como ‘casa de la Palabra’, se ha de prestar atención ante todo a la sagrada liturgia. En efecto, éste es el ámbito privilegiado en el que Dios nos habla en nuestra vida” (Verbum Domini, 52). Cristo mismo “está presente en su palabra, pues es él mismo el que habla cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura” (SC 7).
A lo largo del ciclo litúrgico, la Iglesia ofrece todos los días a los fieles un repertorio selecto y abundante de textos de las Sagradas Escrituras, en especial los domingos y fiestas. Seguir la propuesta de lectura de la Palabra de Dios que nos hace la liturgia, es una buena forma de acercarnos a una de las principales fuentes de la espiritualidad cristiana.
Día a día, venimos ayudando a los fieles a gustar y a alimentarse del “Pan de vida”, que es la Palabra de Dios, en la publicación mensual titulada: PAN DIARIO DE LA PALABRA. Los domingos y fiestas los comentarios son más extensos, para facilitar en esos días el acceso a la Palabra de Dios de forma más serena y profunda, y para facilitar la labor a las personas que tienen la misión de anunciar la Palabra de Dios a la comunidad.
Respondiendo a la solicitud de muchas personas, hemos reunido en un libro las reflexiones sobre la Palabra de Dios de los domingos y fiestas de cada uno de los ciclos litúrgicos. Empezamos por el ciclo B. Cada año se publicará el ciclo correspondiente, C y el A, hasta completar los tres.
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