Padre Ángel Peña Benito
VISITA 1
Amigo mío, Yo te amo. Quiero que siempre escuches estas palabras mías en lo profundo de tu corazón. Sí, yo te amo y te he amado desde toda la eternidad y te seguiré amando por los siglos y siglos sin fin. Tú eres mi hijo, mi hermano, mi amigo y YO TE AMO. Y no sólo te lo digo yo. Mi Padre y el Espíritu Santo, que están conmigo en la hostia santa, también te dicen: YO TE AMO.
Por eso, cuando te sientas solo y creas que nadie te quiere, ven aquí y escucha estas palabras, que salen de mi Corazón divino. No temas, no te angusties. Si nadie te quiere, YO SI TE QUIERO. No te asusten tus pecados pasados, no me tengas miedo. Ven a Mí. Yo te espero para darte paz y todo lo que necesites.
Hijo mío, si supieras cuánto te amo, morirías de alegría. Por eso, aleja de ti la tristeza, la angustia o la desesperación. Y recuerda que, siempre que me necesites y tengas problemas, yo estoy aquí, esperándote, y te amo. No importa la hora en que vengas, siempre estoy despierto y vigilante, esperándote. No tengas miedo, solamente confía en Mí.
No tengas miedo a nada ni a nadie. Yo estoy contigo. ¿Acaso puede haber alguien o algo que te pueda derrotar o destruir? ¿La muerte de un ser querido? ¿Una enfermedad incurable? ¿La infidelidad del ser amado? Yo estoy aquí y soy la verdad, el camino, la vida y la resurrección. No temas, yo te daré la fuerza necesaria en el momento oportuno. Sólo te pido que confíes en Mí.
Y nunca odies, nunca mates ni con el pensamiento. No digas: no puedo perdonar. Yo soy el camino, déjate llevar y acepta mis designios sobre tu vida. ¿Alguna vez has pensado en el suicidio o en abandonarlo todo y marcharte? Ven aquí. Tengo todo lo que necesitas y quiero darte mi perdón, mi amor y mi paz. Confía en Mi. Ven a Mí, yo estoy aquí en el sagrario. Yo soy la luz. Yo soy tu Dios. No tengas miedo. Confía en Mí y ámame. YO te amo y te necesito.
MI ALMA:
Oh Jesús, mi amigo inseparable, el amor de mi vida y rey de mi corazón. Tú estás, todos los días, esperándome en la Eucaristía, y yo ni me entero. Perdóname, Jesús, por mi indiferencia y por mi cobardía para acercarme hasta Ti. Tú me esperas y, a veces, me dejo llevar del respeto humano y del qué dirán. Perdóname, tú sabes que soy un pobre hombre, pero te quiero con toda mi pobreza y mi debilidad.
Hace muchos años que salí de tus manos y pronto quizás llegará el día en que volveré a Ti… Mi alforja está vacía, mis flores mustias y descoloridas, pero mi corazón quiere ser todo para Ti. Me espanta mi pobreza y mi miseria, pero me consuela tu ternura. Estoy aquí, delante de Ti, como un cantarillo roto, pero con la ilusión de una vida mejor.
Señor, ¿qué te diré, cuando me pidas cuentas? Te diré que mi vida humanamente ha sido un fallo, que he volado muy bajo, que he cometido muchos errores, pero ahora te pido perdón, porque sé que Tú eres Amor y Misericordia. Señor, quiero ser tu amigo. Acepta en este atardecer la ofrenda de mi vida. Está llena de agujeros como una flauta. Tómala en tus manos divinas y haz que tu música pase a través de mi para que llegue a mis hermanos. Que sea para ellos ritmo y melodía, alegría de sus pasos cansados.
Señor, te amo. Déjame que te lo diga con el corazón lleno de alegría, porque siento en este instante tu amor dentro de mí. Sí, te amo, Jesús, gracias por haberme creado, por haberme redimido, por haberme perdonado, por haberme escogido. Gracias, por haberme esperado tanto tiempo en la Eucaristía. Te prometo que no te dejaré solo y que todos los días vendré a visitarte y a pasar unos minutos en tu compañía. Bendíceme desde tu santo cielo del sagrario con el Padre y el Espíritu Santo. Saludos a mi dulce Madre María, que está contigo y a quien tanto quiero también. Señor, yo confío en Ti. Soy un pobre hombre, pero te quiero y quiero quererte sin medida y para siempre. Amén.
Jesús, gracias por tu amor, gracias por mi vida y por mi familia. Gracias por todos los regalos que me has concedido a lo largo de toda mi vida. Gracias por mi fe católica. GRACIAS. Te quiero mucho y confío en Ti.