San Isidro Labrador (Ilustrado)
P. Rafael M. López-Malús
Ora Et Labora
El hombre fue creado para trabajar. Y para amar.
Algunos creen que si el hombre no hubiera pecado no hubiera tenido que trabajar. Estos tales confunden una cosa con la otra.
Ya antes de haber pecado dice la Palabra de Dios que el Señor creó al hombre “y lo colocó al frente de su jardín para que lo trabajara”. Lo que después, por eso del castigo del pecado, vendría sería “que el trabajo sea costoso”. “Con el sudor de tu frente comerás tu pan”.
Los antiguos monjes supieron sintetizar en una frase lapidaria la meta de todo monje que se sienta fiel cumplidor de la misión que Dios le ha encomendado y que por otra parte está llamado todo hombre a cumplir:
ORA ET LABORA. Reza y trabaja.
Estamos los hombres dotados de alma y cuerpo. Es una dualidad que se sintetiza en una sola y que sin ambas cosas no somos hombres. Seremos sólo espíritus si no disponemos más que de alma… Y si sólo tenemos cuerpo somos ya un cadáver.
El hombre debe procurar alimentar a ambas cosas: El cuerpo y el espíritu. La meta del hombre sobre la tierra no es otra que llevar adelante la misión de perfeccionar ambas cosas: La materia y el espíritu.
De esto era bien consciente el PROTAGONISTA de esta historia… como veremos en estas páginas.
ISIDRO LABRADOR, que así se llama el héroe, desde que tuvo uso de razón se entregó de lleno a cumplir con el deber que el buen Dios le había encomendado.
Hoy es el Patrón de la capital de España y el Patrón y Protector de cuantos se dedican al cultivo de la tierra.
Vivió en Madrid y se entregó al cuidado de los campos durante toda su vida.
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