P. Angel Peña Benito
INTRODUCCIÓN
Santa Rosa de Lima es una santa mística de primer orden, que llevó una vida de grandes penitencias por amor a Dios y a los demás. El amor de Dios inflamaba su espíritu de tal manera que todo su ser respiraba caridad y deseo de ayudar al prójimo por medio de sus oraciones, sufrimientos y colaboración personal. Se esforzó en ayudar económicamente a sus padres, mientras tuvo buena salud, y ayudaba en las iglesias en la decoración de las imágenes.
Su amor a Jesús Eucaristía fue inmenso, al igual que su amor a la Virgen María. Sus santos predilectos fueron santo Domingo y, especialmente, santa Catalina de Siena, a quien trató de imitar y a quien llamaba madre.
Fue primero terciaria franciscana y después terciaria dominica y, a pesar de buscar siempre la soledad para estar a solas con Dios y no perder tiempo en cosas o conversaciones inútiles, era muy alegre. Por eso podemos llamarla la alegría de Dios. Amaba a los animalitos. Le gustaban mucho las flores y, sobre todo, le gustaba cantar y manifestar su amor a Jesús por medio de sus canciones. Su alegría la expresaba cantando. Su oración muchas veces era cantar o repetir jaculatorias de amor.
Ojalá que su vida nos estimule en el camino de la santidad para poder ser como ella: caritativos con todos, fuertes y generosos ante el dolor y alegres en todo tiempo.