Santo Tomás de Villanueva El limosnero de Dios
Padre Ángel Peña Benito. O.A.R
INTRODUCCIÓN
Santo Tomás de Villanueva fue un santo agustino del siglo XV-XVI a quien Dios regaló muchos carismas y dones sobrenaturales, pero lo que más lo distinguió fue su amor a los pobres. Ellos eran parte de su familia y, siendo arzobispo de Valencia, todas las rentas del arzobispado, exceptuando una parte para pagar a los empleados o para su sustento, las empleaba principalmente en ayudar a los pobres. Decía que las rentas del arzobispado eran sagradas, porque eran de los pobres. Por eso, al morir, no quiso dejar nada propio y mandó dar a los pobres hasta el último céntimo, y todos los muebles, incluida la cama en que estaba muriendo.
Fue una persona eminente con grandes dotes intelectuales, profesor de la universidad de Alcalá e invitado como profesor a la universidad de Salamanca.
Como religioso ocupó altos cargos, siendo dos veces Provincial. Era muy estimado del general de la Orden y del emperador Carlos V, de quien era predicador y consejero especial.
Como arzobispo de Valencia, no sólo fue el padre de todos los pobres, sino también de los clérigos, a quienes corregía con amabilidad. Fundó el Colegio de la Presentación para la formación de sacerdotes, salidos de familias humildes. También fundó una especie de Hospicio para los niños abandonados y organizó un Sínodo para la reforma de las costumbres.
Al morir, todos, ricos y pobres, lo lloraron, sintiendo que habían perdido a un verdadero padre, pues para todos tenía palabras de consejo y a todos amaba, preocupado por la salvación de sus almas.
Sus grandes milagros en vida y después de su muerte hicieron de su tumba un lugar de peregrinación y todos lo invocaban como a un santo, incluso antes de ser beatificado. Que él nos conceda amar al Señor con todo nuestro corazón y nos estimule a seguirlo por el camino de la santidad.
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