Joseph Ratzinger
Reflexiones sobre la espiritualidad sacerdotal
Prólogo
En estos últimos años me he visto a menudo en la necesidad de predicar sobre el tema del sacerdocio en actos litúrgicos de seminarios o ante asambleas de sacerdotes. En estas ocasiones, en vez de recurrir a los textos neotestamentarios habituales sobre esta materia, me parecía más fructífero aceptar el desafío de las perícopas que me presentaba la liturgia del día. Cuando no hace mucho tiempo he vuelto a leer, ya a cierta distancia, aquellos escritos, he tenido la impresión de que este método había producido buenos resultados: se abrían nuevos caminos, aparecían varias perspectivas y las ideas que habían ido surgiendo en las diferentes ocasiones se agrupaban y conjuntaban hasta formar una unidad interior. Ello me ha animado a asumir el riesgo de reunir algunas de aquellas pláticas y de ofrecerlas, sin modificaciones, tal como fueron pronunciadas, a un público más extenso. Confío en que puedan servir de ayuda no sólo para una aceptación renovada de la misión sacerdotal, sino también para una meditación frecuente de la Sagrada Escritura que transmita, tanto a los sacerdotes como a los seglares, un nuevo gozo por la Biblia.
Tal vez le sea de alguna utilidad al lector saber algo, siquiera sucintamente, acerca del tiempo y el lugar de origen de cada una de estas aportaciones. La primera de las pláticas de este volumen se remonta a muy atrás en el tiempo: la pronuncié en Renania, el año 1962, con ocasión de la celebración de una primera misa, el domingo de sexagésima, antes de cuaresma. El manuscrito, durante mucho tiempo olvidado, cayó en mis manos por pura casualidad, justamente cuando estaba rumiando el proyecto de publicar esta recopilación. Pude comprobar no sin sorpresa que se acoplaba perfectamente con la línea de pensamiento de los demás textos y que mis ideas se habían mantenido constantes a través de todos estos años de hondos cambios y profundas agitaciones. Me ha parecido, pues, oportuno abrir con ella este volumen. La segunda homilía tuvo lugar el domingo decimotercero del año 1986, correspondiente al ciclo de lectura C, con ocasión del cuarto centenario jubilar del seminario sacerdotal de Bamberg. La tercera, al día siguiente, en la misa de vísperas de la fiesta de san Juan Bautista, en el marco de un encuentro sacerdotal en la diócesis de Ratisbona. La cuarta y la quinta las pronuncié el tercer domingo de Pascua del año 1986, en Toronto; la primera de ellas en el St. Michaels-College y la segunda en el St. Augustins-Seminary. La sexta y última de las homilías aquí publicadas se remonta al año 1984 y tuvo como origen las visitas a los seminarios sacerdotales de Dallas y St. Paul-Minnesota, en los Estados Unidos.
Dado que se trata de meditaciones, que, en cuanto tales, no abrigan pretensiones eruditas, he renunciado a todo tipo de notas. El lector advertirá fácilmente que, por lo que hace a la información histórica y exegética, me he guiado por los comentarios habituales, especialmente Das Neue Testament Deutsch y el gran Herders theologischer Kommentar zum Neuen Testament.
El último texto recogido en este volumen tiene otro carácter. Se trata de la meditación hecha con ocasión de las bodas de oro sacerdotales del cardenal Höffner. Fue publicada en 1983 en el número 9 de la Nueva Serie de la revista «Kölner Beiträge». La he añadido aquí porque arroja luz sobre las posiciones teológicas fundamentales que sirven de base al conjunto.
El motivo constantemente presente en estas reflexiones es el gozo que brota del Evangelio. Espero, pues, que este pequeño volumen sea un modesto «servicio de alegría» y pueda responder así al sentido más hondo de la misión sacerdotal.
Roma, primer domingo de Cuaresma, 1988
Cardenal Joseph Ratzinger