Siete Domingos a San José
A SAN JOSÉ
Sé devoto del santo Patriarca y recuerda el grande poder que tiene en el cielo. De él dice Santa Teresa: “No recuerdo haberle pedido cosa alguna que no me la haya concedido”.
Se le invoca especialmente como protector de la pureza, maestro de la vida espiritual y abogado de la buena muerte.
Invoquémosle siempre, ya que es Patrón de la Iglesia Universal.
SEPTENARIO DOLORES Y GOZOS SAN JOSÉ
Los Siete Domingos de San José
1.º GLORIOSO San José, Esposo purísimo de María Santísima! A la manera que fue grande la angustia y el dolor de vuestro corazón en la duda de abandonar a vuestra purísima Esposa, así fue inexplicable la alegría cuando os fue revelado por el Ángel el Misterio soberano de la Redención.
Por este dolor y gozo os rogamos nos consoléis en las angustias de nuestra última hora y nos concedáis una santa muerte, después de haber vivido una vida semejante a la vuestra en medio de Jesús y de María. Padrenuestro, Avemaria y Gloria.
2.° ¡Felicísimo Patriarca San José elegido para cumplir los oficios de Padre cerca del Verbo Humanado! Grande fue vuestro dolor al ver nacido a Jesús en tan extremada pobreza, el cual súbitamente se trocó en júbilo celestial al oír las angélicas armonías y contemplar el resplandor de tan luminosa noche.
Por este dolor y gozo os suplicamos nos alcancéis la gracia de que, después de haber seguido vuestro camino aquí en la tierra, podamos oír las armonías angelicales y gozar de la vista de la gloria celestial. Padrenuestro, Avemaria, y Gloría.
3.° íGlorioso San José, ejecutor obedientísimo de la Ley de Dios! La Sangre preciosísima que en la Circuncisión derramó el divino Redentor os traspasó el corazón; pero el Nombre de Jesús, que le fue impuesto, lo llenó de consuelo.
Por este dolor y gozo os rogamos que nos obtengáis la gracia de que, quitado de nuestro corazón todo vicio en la vida, tengamos la dicha de morir en el Santísimo Nombre de Jesús en los labios y en el corazón. Padrenuestro, Avemaria y Gloria.
4.° ¡Fidelísimo San José que tan gran parte tuvisteis en los misterios de nuestra Redención! grande dolor sentisteis al saber por la profecía de San Simeón que Jesús y María estaban destinados a padecer; mas este dolor se convirtió en gozo al saber que los padecimientos de Jesús y María habían de ser ocasión de la salvación de innumerables almas.
Por este dolor y gozo os rogamos que seamos del número de aquellos que, por los méritos de Jesús y de María, han de resucitar gloriosamente. Padrenuestro, Avemaria y Gloria.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!