Doce mujeres extraordinarias

John MacArthur

PREFACIO

Nunca preví que mi libro sobre los apóstoles (Doce hombres comunes y corrientes ) sería tan bien recibido por los lectores. Estos parecieron apreciar y disfrutar el formato de estudio, aun cuando era una leve desviación de mi estilo expositivo normal. El método del libro y el arreglo parecía especialmente apropiado para estudios en grupos pequeños, y eso puede haber ayudado a crear un interés aun mayor. Quizás todavía más importante fue la relación personal y la práctica intensiva que permitían tales estudios. Contribuyó, creo, ver a los apóstoles tal como fueron: hombres comunes y corrientes. Eso es, a fin de cuentas, el punto central del libro. Eran hombres con los que cualquiera puede relacionarse. Muchos de nosotros podemos ver fácilmente rasgos de nuestro propio carácter en sus personalidades, sus defectos, sus luchas, sus caídas frecuentes y sus ansias de ser lo que Cristo deseaba que fueran. Nos da una gran esperanza ver, cuán maravillosamente Dios usó a personas como ellos.

Después que Doce hombres comunes y corrientes estuvo encabezando las listas de mayor venta por más de un año, mis amigos en Thomas Nelson me sugirieron una continuación. ¿Por qué no tratar, en un formato similar, la vida de doce de las principales mujeres de las Sagradas Escrituras? Todos los que escucharon esta idea se mostraron de inmediato muy entusiasmados. Así nació el volumen que usted tiene en sus manos.

Por cierto, no había problema en la decisión con los personajes característicos del primer libro. Jesús escogió a sus doce discípulos, y todo lo que yo tenía que hacer era investigar sus vidas y escribir sobre ellos. Este nuevo libro, no obstante, sería diferente.

Confrontado con una pléyade de mujeres extraordinarias de la Biblia, hice una larga lista de posibilidades. La tarea de reducir la selección a solo doce no era fácil. Sopesé sus respectivas importancias en el acontecer bíblico y escogí a aquellas que eran irremplazables en la historia de la redención.

Espero que usted esté de acuerdo en que mi lista final incluye una buena variedad de los diferentes tipos de personalidades y una selección interesante de mujeres realmente extraordinarias.

Es mi deseo que, al igual que en el primer libro, los lectores vean aspectos propios en estos estudios, y sean fortalecidos al recordar que nuestras luchas y tentaciones son del mismo tipo de pruebas que han debido enfrentar los creyentes de todos los tiempos. De esta forma se nos recuerda que aún en medio de la prueba, Dios permanece eternamente fiel (1 Corintios 10.13).

El Dios de Abraham, Isaac y Jacob es también el Dios de Sara, Rebeca y Raquel. Es también el Dios de cada creyente en nuestra generación: hombres y mujeres parecidos. Nosotros, como todos ellos, tenemos nuestros defectos. Pero somos su pueblo y ovejas de su prado (Salmo 100.3), y su fidelidad alcanza hasta las nubes (Salmo 36.5).

Algunas personas ya me han preguntado por el significado del sutil cambio en el título. Si los discípulos eran «comunes y corrientes», ¿cómo estas doce mujeres son «extraordinarias»?

La respuesta, por supuesto, es que mientras los discípulos eran comunes y corrientes en un sentido, también fueron extraordinarios en otro. Tan lejos como concierne a sus talentos innatos y a sus trasfondos humanos, ellos son genuina y deliberadamente comunes.


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